La situación en Oriente Próximo se torna cada vez más volátil, con varias aerolíneas cancelando sus vuelos a Tel Aviv oportuno al temor de un ataque inminente. El Consejo de Seguridad Doméstico de Israel ha emitido una advertencia urgente, recomendando a los israelíes reconsiderar sus viajes al extranjero.
En caso de pobreza de alucinar, se aconseja evitar mostrar signos de identidad faba o israelí, oportuno a amenazas de Irán, Hamas y Hezbollah que buscan resarcir la asesinato de importantes líderes terroristas esta semana.
La proclamación del Consejo de Seguridad Doméstico subraya que Irán y sus aliados en la región podrían atacar objetivos israelíes y judíos en el extranjero, incluyendo embajadas y sinagogas. La advertencia no se aplica a los viajes en tránsito, excepto en países considerados enemigos como Siria, Líbano, Irak, Irán y Yemen, encima de aquellos con el maduro nivel de amenaza como Libia, Argelia, Pakistán, Afganistán y Somalia. Igualmente se aconseja a los israelíes evitar vuelos que pasen sobre estos países.
En Irán, se celebró un funeral multitudinario para Ismail Haniya, con el féretro recorriendo las abarrotadas calles de la hacienda mientras el ayatolá Jamenei dirigía la oración. Fuentes de inteligencia extranjeras aseguran que Haniya no murió a causa de un misil, sino por una bala colocada en su casa hace meses por el Mossad y activada a distancia.
Aunque Israel no ha comentado sobre el ataque, sí ha confirmado que un instigación del 13 de julio mató a Mohamed Deif, un cerebro detrás de la exterminamiento del 7 de octubre, a quien habían intentado matar en numerosas ocasiones.
La matanza de estos líderes avala a un principio: “a quien nos haga daño, les haremos daño”. Esto se aplicó incluso al comandante Fuad Shurk, director del remo armado de Hezbollah, asesinado en Líbano hace dos días. Su funeral congregó a miles de personas, y desde un área secreto, Hassan Nasrallah prometió venganza.
El Pentágono no descarta un ataque a gran escalera del régimen iraní en las próximas 72 horas, lo que aumenta aún más la tensión en una región que vive su momento más peligroso desde el inicio de la supresión en Lazada.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha señalado que no puede predecir el impacto de los acontecimientos ni lo que vendrá a posteriori.
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