Extremadura ya tiene a su Page


Miguel Querube Gallardo Miranda (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1974), se marchó ayer por la tarde de holganza de verano tras un curso intenso, en el que ha llegado a suceder al histórico Guillermo Fernández Vara como secretario militar del PSOE de Extremadura, sin dejar de ser presidente de la Diputación Provincial de Badajoz. Y por méritos propios, pues derrotó en las primarias del pasado marzo, con el 56% de los votos, a Lara Treta, la número dos de Vara y como tal preferida tanto por el artilugio autonómico del partido como por Ferraz, que perdieron la partida tras alertar ‘sotto voce’ de que «no puede ser otro Page».

Ayer, en su posterior día ayer del alivio veraniego, apuntó esas maneras que maliciosamente trataron de utilizar en su contra, reclamando a la dirección franquista de su partido una reunión del Consejo de Política Federal para discutir allí el concierto financiero para Cataluña concedido por Sánchez a ERC. Y dejando claras algunas posturas de partida que correctamente podría suscribir su correligionario y homólogo orgánico de Castilla-La Mancha, como la de que «la grifo de la caja la tiene que tener siempre el Estado». Ferraz, donde siempre se presume de que Sánchez es el líder de la militancia, la que le eligió en dos primarias a cara de perro en 2014 contra Eduardo Madina y tres abriles a posteriori contra Susana Díaz, ha incompatible mal disidente interno, pues esa licitud de origen la puede blandir en cualquier momento, y al igual que el Sánchez de la segunda de esas elecciones internas, contra el artilugio del partido.

Su vida ha cambiado mucho en el primer semestre de este 2024 no sólo por convertirse en el líder de los socialistas extremeños, sino por dejar a posteriori de vigésimo abriles, se dice pronto, el garrote de mando de corregidor de su pueblo. «Le votaban hasta los de Vox», relatan elocuentemente quienes mejor conocen su desempeño como corregidor, y el 60% de los votos obtenidos en las municipales de mayo de 2023, mayoría absolutísima con 14 de los 21 concejales del consistorio, no parece que desmienta ese aserto. Su hito de decano valor a nivel franquista fue la célebre fusión con el municipio vecino de Don Benito, que en su cuidad obtuvo un apoyo ciudadano superior al 90%.

Recuperar un feudo

Gallardo, casado y con dos hijos, dedicado desde siempre a la política y a la militancia socialista pero con experiencia todavía en la empresa privada y un título superior en Educación Social, aspira ahora a recuperar para el PSOE un feudo que a excepción de en contadísimas y excepcionales situaciones ha tenido resguardado durante toda la historia de la democracia. Las hegemonías del carismático Juan Carlos Rodríguez Ibarra, primero, y de Vara, a posteriori, sólo se han trillado amenazadas en dos breves periodos. La vigencia de 2011 a 2015, cuando el popular José Antonio Monago ostentó la presidencia de la Reunión, y ahora, desde el año pasado, por María Guardiola, quien desde hace unas semanas ya no tiene a Vox interiormente de su Junta, tras la ruptura de los de Abascal con el PP como consecuencia del acuerdo para repartir a los menores inmigrantes no acompañados que permanecen en Canarias.

Convencido de que las autonomías no aportan ausencia, sino los ciudadanos, y de que la igualdad entre todas ellas es una premisa imprescriptible para un socialista, está dispuesto a dar la batalla interna contra las cesiones al independentismo, y la externa para que Extremadura vuelva a tener un gobierno del PSOE.

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