Los paisajes del agua | Ourense, un territorio fluvial


Discurren con destino a los cuatro puntos cardinales, riegan siete denominaciones de origen vinícolas, cruzan fronteras, generan miles de megavatios de electricidad, dan nombre a puentes, lugares, municipios, incluso a variedades de uva. La mayoría de ellos nacen y mueren en la provincia, integrados en la cuenca del Miño-Sil. Otros, acabarán en el Duero. Uno, el Limia, llegará por sus propios medios al Atlántico. Todos ellos, desde el regato más pequeño hasta el padre Miño, conforman la red fluvial de Ourense, la más densa de Galicia.

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En cualquiera de los confines de la provincia de Ourense hay al menos un río que es protagonista de su paisaje. En el extremo oriente ourensano, el Sil hace frontera entre esta provincia y la de Valiente a su paso por Rubiá de Valdeorras. Entra por una de sus parroquias, Covas, la misma que recibe la serie ferroviaria que une Ourense y Valiente. El Sil entra embalsado por la presa de Penarrubia, que lleva generando electricidad desde hace 63 abriles. Es el primero de los 31 embalses ourensanos, poco más de la medio de todos los que existen en Galicia. El Sil y su cuenca dominan en número. Muchos de ellos están localizados en pequeños ríos que ni siquiera son afluentes directos del Sil, sino de otros intermedios, como el Camba, que lo es del Bibei. Forma parte de la salario de ríos íntegramente ourensanos. Nace en el municipio de Laza, en la Serra de San Mamede y traza su curso de 56 kilómetros por los municipios de Castrelo de Val, Vilariño de Conso y Viana do Tonto, donde entrega sus aguas al Bibei, posteriormente de activo hecho una generosa contribución de megavatios a Iberdrola a través de las centrales hidroeléctricas que alimentan del embalse de As Portas, el más amplio de la provincia. La horma de hormigón de su presa, con 141 metros, es la más suscripción de todas las gallegas. El agua del Camba volverá a suceder una y otra vez por otros embalses y centrales hidroeléctricas, en la mayoría de los casos propiedad de las empresas Iberdrola y Naturgy que son las mayores beneficiarias de los posibles hídricos de una provincia que en 2023 encabezó el ranking de coexistentes hidroeléctrica de toda España con más de 4.800 gigavatios/hora, cinco veces más energía de la que consumen los hogares y las empresas ourensanas.

Montaña

La decano parte de los ríos ourensanos nacen en los sistemas montañosos de la propia provincia. Y de todos ellos la Serra de San Mamede es la religiosa más prolífica. Al Camba que mencionamos antiguamente, hay que sumar el Návea, de 41 kilómetros que asimismo nace en Laza y avanza por Chandrexa de Queixa, San Xoán de Río y Pobra de Trives, donde tributa al Bibei. Más corto que los anteriores, el Mao, aflora en la misma sierra, pero en el término municipal de Montederramo y posteriormente de 30 kilómetros desagua en el Sil, haciendo frontera entre los municipios de A Teixeira y Parada de Sil.

Pasarelas del río Mao en Parada de Sil.
Pasarelas del río Mao en Parada de Sil.

Sin abandonarse San Mamede, pero en el término municipal de Vilar de Suburbio, comienza su curso el Arnoia. Es el río más espacioso que tiene su itinerario dinámico sin salir de la provincia de Ourense: 84,5 kilómetros. Aunque en su curso no encontraremos ningún embalse ni central hidroeléctrica, su caudal sí que contribuyó con su energía hidráulica al explicación de numerosas actividades como molinos harineros y curtidurías. El parque etnográfico de Allariz es un buen recordatorio de esas actividades y de otras que se extendieron por las orillas de ríos como el Cabalar que, a su paso por Trives, conserva todavía los restos de una antigua taller de chocolate al banda de un puente de origen romano. Otro río ourensano, el Arenteiro, acogía en el siglo XIX una taller de papel que está en etapa de musealización en el parque etnográfico de O Carballiño. El papel que se elaboraba en fábricas como la de O Carballiño tenía su materia prima en fibras vegetales, en la mayoría de los casos procedentes de trapos viejos que eran mazados con agua en los batanes hasta deshilacharlos para convertirlos luego en hojas de papel. La materia prima era suministrada por un oficio hoy ya desaparecido: los traperos, que iban por pueblos y ciudades comprando trapos viejos que luego vendían a las fábricas de papel.

De San Mamede sale asimismo el río Támega, pero fuera de los dominios de la cuenca hidrográfica Miño-Sil. Forma parte de la cuenca hidrográfica del Duero como el Mente y el Rabazal. Los tres siguen su curso por tierras portuguesas y acabarán desaguando en el Douro. El Támega, directamente, en Entre-os-Rios, Mente y Rabazal, a través del Túa.

Muy cerca del comienzo del Támega se encuentra asimismo el del río Limia. Este es el único río ourensano que acaba directamente en el océano Atlántico, posteriormente de cruzar Sarreaus, Xinzo de Limia, Sandiás, Vilar de Santos, Rairiz de Veiga, Porqueira, Bande, Muiños, Lobeira, Lobios y Entrimo en tierras ourensanas y Ponte da Barca, Ponte de Fresa y Viana do Castelo en Portugal.

Ríos de morapio

Con tanto curso fluvial no es de expulsar que Ourense sea la provincia de España con más regiones vinícolas: una IGP (Val do Miño) y cuatro DO (Ribeiro, Valdeorras, Ribeira Sacra y Monterrei). Todas, sin excepción están vinculadas a algún río. Los vinos del Ribeiro se elaboran con uvas cultivadas en los valles de los ríos Miño, Avia, Arnoia y Barbantiño. Ribeira Sacra, comparte Miño con el Ribeiro y Sil con Valdeorras que asimismo compartirá el Bibei con la Ribeira Sacra. Cuando abandonan Ourense muchos de sus ríos seguirán vinculados a otras regiones vinícolas, como Rías Baixas en Pontevedra y Vinho Verde y Tras-os-Montes en el septentrión de Portugal. En la región de Vinho Verde, sobre todo en las zonas cercanas a la provincia de Ourense como Ponte de Fresa, Ponte da Barca y Melgaço, la decano parte del morapio tinto que allí se produce se elabora con la variedad que nosotros conocemos como sousón y ellos como vinhão. Nos recuerda el nombre de un río ourensano de 27 kilómetros de largura, el Viñao, que atraviesa los municipios de O Irixo y Boborás, antiguamente de entregar sus aguas al Avia.

Las otras aguas

Por otra parte de la que llevan en sus respectivos cauces, hay ríos que esconden bajo sus entrañas otras aguas, impregnadas de minerales. Se diría que son ríos subterráneos que discurren en paralelo a los que van a Gloria despejado, como sucede con el Miño pues, desde Ourense hasta Tuis está salpicado de fuentes termales y balnearios que surgen a una y otra orilla. Las Burgas, Chavasqueira, Outariz, Tinteiro, Laias, Castrelo de Miño, Prexigueiro, Arnoia, Cortegada, Melgaço, Monção… y todavía hay alguna más. Casi todas son aguas termales, con una composición química muy parecida, fuera de en el caso de la Terma do Peso de Melgaço que es la única de aguas bicarbonatado-cálcicas de todo el noroeste.

El Támega asimismo alumbra en sus orillas no pocas fuentes termales. En Vilaza, parroquia de Monterrei está el casa de baños de Requeixo. En Verín, Caldeliñas, Sousas, Cabreiroá y Fontenova. Excepto Sousas, las otras tienen un naturaleza de mineralización muy elevado, similares a las de Vidago y Pedras Salgadas. Y en la mayoría, otra característica global es que emergen con su propio gas carbónico. Si el Miño resulta imbatible por su número de balnearios, el Támega no tiene competidor por el número de plantas de elaborado de las mejores aguas bicarbonatado-sódicas de Europa. Casi todas son frías con la excepción de Chaves, cuyo casa de baños posee la fuente termal más caliente de toda la península Ibérica: 76 grados, diez más que las Burgas. Otro río, el Caldo, en en Lobios, hace honor a su nombre y en su orilla emergen la fuente termal más caliente de España, a 73,4 grados, en uno de los manantiales que suministran agua al casa de baños de Caldaria Lobios.

Allí donde hay un río suele activo un sendero que discurre en paralelo. Desde las ancestrales sendas de los pescadores a rutas de nueva creación con sorprendentes recorridos como los que siguen las pasarelas del Mao, en su extremo tramo hasta su desembocadura en el Sil, en el término municipal de Parada de Sil, donde es posible pasear a través de un sistema de pasarelas de madera, suspendidas sobre el propio cañón del río.

Para quienes no se conforman con ver el agua desde la orilla o desde los miradores, los ríos Miño y Sil disponen de zonas de recreo en las que es posible navegar en piragua, kajak e incluso a borde de un catamarán. Y si lo que apetece es un baño, los ríos ourensanos cuentan con un total de 22 playas fluviales en las que está acreditado el baño.

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