El 14 de septiembre, agentes de los Mossos d’Esquadra detuvieron a un joven de 23 años mientras intentaba llevarse a la fuerza a Francia a una mujer tras obligarla a trabajar como prostituta en Barcelona. Al detenido se le imputa un delito de trata de personas en la modalidad de explotación sexual.
Según los Mossos, la operación requirió un “dispositivo complejo y urgente” que pudo activarse después de que la víctima llamara al teléfono de emergencias en el que, de forma “alterada y temerosa”, informó que sobre las 23.45 horas, su proxeneta pretendía obligarla a subir a un autobús con destino a París para seguir explotándola sexualmente en el país vecino.
Los Mossos intervinieron en el momento exacto en que ambos subían al autobús con destino a París.
Sólo con esta información -sin conocer, por ejemplo, la identidad del agresor o de la víctima- los Mossos pusieron en marcha el dispositivo de “alta complejidad”. Se dirigieron a la Estació del Nord y, una vez identificados los novios y comprobado que ambos tenían billete con destino a la capital francesa, intervinieron en el momento oportuno para decir que iban a subir al autobús. Luego fueron separados y la mujer confirmó que ella era la autora de la llamada al 112. El hombre fue finalmente detenido y puesto a disposición judicial el día 17.
En el comunicado de los Mossos no se especifica cuánto tiempo llevaba el agresor explotando a la mujer, ni la edad de la víctima. Se informa que durante el año 2022 se iniciaron 13 investigaciones relacionadas con el fenómeno de la trata de personas, cifra que es tres más que en 2021. La tipología de explotación sexual es la que más investigaciones ha generado, con un total de 6 el año pasado, según los Mossos. En cuanto a las víctimas, se identificaron un total de 18 de las diferentes tipologías, 4 de ellas referidas a explotación sexual. La edad media de las 18 víctimas era de 34 años.
Para los Mossos, el caso también ejemplifica perfectamente la utilidad del teléfono de emergencias 112.