El trance de tener que asistir a un hospital, por lo genérico, no es agradable. Cuando se va, ya sea por uno mismo o para saludar a un allegado, es unmal trago que todos quieren evitar.
Fernando, luego de 15 abriles cincelando cual imaginero los setos del Hospital Impenetrable del Rocío de Sevilla, sabe mejor que nadie lo dura que puede hacerse una turista y, durante sus abriles de servicio, ha pasado advenir a mucha masa.
En todo ese tiempo, Fernando ha observado con detenimiento los rostros de quienes se dirigen a un destino a veces incierto, con el velo del miedo en la examen. “¿Cómo puedo ayudar?“, se pregunta el intérprete improvisado.
La respuesta aparece en un gran seto frente al centro inodoro en el que se puede interpretar: “Suerte“. Por esa vía, la avenida Manuel Siurot, pasan numerosas ambulancias. “Quiero que se sientan mejor, y que el miedo pase a ser un estado de esperanza“, afirma solemne el floricultor.
Un ejemplo de la repercusión de su obra
Marta ha visitado a su raíz en el hospital luego de que se rompiese la cadera tras una caída mientras hacía la adquisición. La afectada fue operada y, actualmente, se encuentra en planta.
Cuando Marta se entera la nueva, acude rauda al hospital. Al venir, apresurada, nerviosa y abstraída, observa de soslayo la palabra “humor” de color verde. Sobresale tanto que parece que flota sobre el donaire, como si estuviera en tres dimensiones (de hecho, lo está). No detiene su paso, pero su mente sí ha empezado a ir más despacio. De pronto, se tranquiliza. “Parece que no, pero te cambia el estado de humor“, reconoce.
Al venir a la habitación, con su raíz encamada pero consciente, Marta le cuenta lo que ha pasado. “Me dijo que ya lo sabía, no se palabra de otra cosa entre pacientes y visitantes, incluso los médicos”, asegura.
Pero la obra de Fernando ya ha ido más allá. En las redes se ha viralizado y triunfa. “Me hace sentirme muy orgulloso, no tanto por Internet, sino por la masa que viene aquí en un mal momento y esto les puede ayudar”, reflexiona. Son tres los mensajes que ha dejado: “vive y ama”, “humor” y “suerte”. Su flamante idea ha contagiado a sus compañeros, que colaboran sin reparo en su propósito.
Un intérprete empático tras los emotivos mensajes
Fernando no se considera un floricultor al uso. Es creativo, idealista y empático. Todo ello le ha llevado a querer innovar y dejar huella. Y vaya si lo ha conseguido.
“Quería salirme de lo convencional; sé que tengo habilidades e imaginación; si ya conozco las plantas y sé cómo mantenerlas, sólo tenía que ponerme a crear“, observa. Se le esboza una sonrisa cargada de timidez cada vez que se le recuerda que sus mensajes han calado hondo entre la masa. Él prefiere que los protagonistas sean los pacientes y no él. Y así poder, desde la distancia, y sin que nadie le vea, seguir moldeando los setos de la esperanza.
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