“No hay que tener miedo de la inteligencia artificial”



Rodrigo González y Luis Ruanova recibieron a finales de julio su diploma como primeros graduados en el máster de Inteligencia Industrial que se imparte en el campus de Ourense. Dejan a espaldas un periodo educativo en el que esta tecnología ha hexaedro el gran brinco, y antitético un hueco internamente de la civilización popular, poco que, reconocen, ha impresionado su paso por el Campus.

Sobre cómo llegaron a estos estudios, Ruanova recuerda que “hice el TFG relacionado con este campo, y me interesó. Incluso es porque no me sentía atraído por ninguna otra rama de la informática”. González llegó desde otro campo del conocimiento: “Había hecho biotecnología y nanobiología previamente”, recuerda. “Estaba trabajando en cosas relacionadas con la biofísica y decidí estudiar Inteligencia Industrial porque empezó a interesarme el tema, y quería dedicarme a cosas más teóricas y no al laboratorio; y todavía ver si se podían combinar la nanobiología con la Inteligencia Industrial”, añade. 

Durante los dos abriles de formación que vivieron, la tecnología creció con ellos.  “Fue muy interesante verlo”, recuerda Rodrigo González. “Lo que más ha crecido fueron los modelos de habla. Cuando nosotros entramos, el maniquí era GPT2. No se parece en cero a los modelos que llegaron a posteriori. Tras un año ya de GPT4 se nota que ha llegado a su punto más máximo”, añade. Para el estudiante, “fue muy intersante ver su crecimiento mientras aprendíamos cómo funcionaba desde el punto de pinta de la inmueble de los transformers (redes en las que se basan los modelos GPT), y pudimos entrenar modelos pequeños. Así nos dimos cuenta de cómo funcionaban estas IA entre bambalinas”, concluye. Luis Ruanova añade “poco que se hace muy adecuadamente en este máster es darte una visión genérico de varias ramas del campo. Es cierto que no da tiempo en dos abriles a profundizar muchísimo, pero sí darte las bases para que tú puedas profundizar por tu cuenta”. 

Tras concluir sus estudios, entreambos creen que aún hay mucho desconocimiento en la sociedad acerca de la Inteligiencia Industrial y sus aplicaciones. Ruanova considera que “mucha clan asocia ahora IA a ChatGPT, pero no ve todo lo que previamente se estuvo trabajando”, a lo que González añade que “la arrebato que se dio en 2022 es sobre todo la escalera masiva de estos modelos, cuya capacidad de extensión ha crecido mucho por el poder de computación que han manada, pero algunos modelos de redes datan de 2012”.

Echando la pinta a espaldas a los dos abriles anteriores, se consideran afortunados por ir conociendo un campo de conocimiento que aún da sus primeros pasos.  “Hemos tenido la suerte de tener profesores muy adecuadamente informados en el tema, y con experiencia en proyectos relacionados”, reconoce Luis Ruanova. “Cuando estás empezando, es una suerte que clan así te tutorice en el tema. Y luego éramos muy poquitos en el máster, por lo que tuvimos una atención casi personalizada”, a lo que Rodrigo González suma que “tuvimos muy buenos profesores como David Olivieri, Leandro, Arno… Durante el primer cuatrimestre, por otra parte, vivimos quizá el momento más máximo a nivel mediático, con ChatGPT, al mismo tiempo que estudiábamos su funcionamiento”. 

La Inteligencia Industrial se convertirá en un intermediario

De acuerdo a lo aprendido en el máster de Inteligencia Industrial (IA), los dos graduados ven esta tecnología como un futuro mediador que filtre la información de la red para ofrecer resultados compactos, en empleo de direcciones y webs de destino. “Veremos como la IA se va integrando poco a poco en diferentes ámbitos”, explica Luis Ruanova. “Me ha sorprendido que va un poco más tardo de lo que esperaba por las reticencias de la clan. Conozco a muchas personas que ni siquiera se han animado a probar ChatGPT”, poco que cree que cambiará con el tiempo, cuando el refinamiento de los sistemas ofrezca resultados más sólidos. Por su parte, Rodrigo González explica que “la integración de la IA con internet está siendo muy importante. Estamos empezando a ver la sustitución de los buscadores tradicionales por otros como Perplexity, que integra varias páginas y sintetiza la información buscada, y ofrece sus referencias si quieres profundizar”, una fórmula que las empresas tecnológicas trabajan para popularizar. “Apple todavía está trabajando en un sistema parecido para integrar funciones del teléfono en redes neuronales, pero esta tecnología no llegará a Europa por motivos regulatorios”, comenta González.   

Esto, a su vez, trae consigo una serie de problemas, como los bulos o los conocidos como deepfakes, piezas audiovisuales donde un personaje divulgado hace afirmaciones falsas gracias a que una IA imita sus movimientos y su voz. “Este tipo de redes se pueden usar tanto para crear como para detectar deepfakes. Al mismo tiempo que unas avanzan, deben hacerlo las otras”, comenta Rodrigo González que, tras finalizar sus estudios, va a dedicarse a la detección de esta información falsa. Luis Ruanova, por su parte, investigará los usos de IA para ayudar a personas sin recital.

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