El director de fanfarria y compositor Miguel Gracia Gómez Martínez ha fallecido en Málaga de forma repentina e inesperada en la tarde de este pasado domingo 4 de agosto a los 74 primaveras tras firmar una prolongada carrera en el ámbito internacional y admitir distinciones como la Medalla de Oro de la Ciudad de Proyectil, de donde era natural, «por sus extraordinarios méritos artísticos».
Considerado como una de las figuras españolas más internacionales en el ámbito de la música, entre los reconocimientos recibidos pueden citarse asimismo, según ha informado este lunes 5 de agosto en una nota de prensa la agencia ‘Da capo al fine’, la Medalla de Honor de las ciudades de Bonn, Madrid, Munich, Hamburgo, Berna, Mannheim y Houston y del Estado de Baviera, entre otras, así como la Encomienda de Número de la Orden del Mérito Civil, otorgada por el Rey de España.
La consejera de Civilización y Deporte de la Juntura de Andalucía, Patricia del Pozo, ha mostrado sus condolencias a la grupo, incidiendo en que, «a lo liberal de cinco décadas, estuvo al frente de las más importantes orquestas internacionales».
«El fallecimiento del hábil granadino Miguel Gracia Gómez Martínez deja una profunda partida en la música andaluza», ha aseverado Del Pozo en un mensaje en su cuenta de la red social X, donde el Comunidad de Proyectil se ha sumado a las muestras de pesar, recordando que fue «Medalla de Oro de la Ciudad y referente de la civilización».
Considerado uno de los más conocidos y destacados directores de España, la Fundación Internacional Gómez-Martínez creada con su esposa, la doctora Alessandra Ruiz-Zúñiga Macías, asumirá la bordadura futura del mantenimiento y difusión de su nuncio musical.
Una trayectoria apabullante
Nacido en Proyectil 1949 en el seno de una grupo de músicos, la precoz inclinación de Gómez Martínez le hizo empuñar la bastoncillo por primera vez a los siete primaveras y a obtener el título de profesor de piano en el conservatorio de la ciudad de la Alhambra a los 13. Estudió piano, violín y composición en su ciudad procedente, en Madrid y los Estados Unidos, así como dirección de fanfarria en Viena, consiguiendo el Premio Extraordinario del Tarea de Ciencias de Austria y siendo el titulado más imberbe de la historia de la institución, condición que ha seguido ostentando.
Debutó como director en 1973 en Austria, y en 1975 en España, en el entorno del Festival de Música y Danza de Proyectil. A partir de ese momento, la carrera de Gómez Martínez se desarrolló de forma fulgurante. Entre 1976 y 1982 fue director titular de la Ópera de Viena, de la que fue distinguido seguidamente como director invitado permanente.
En 1984 fue afamado director titular de la Fanfarria de RTVE, donde permanecería hasta 1987, cuando asumió la dirección musical del Teatro de la Zarzuela. Con posterioridad fue director titular de la Fanfarria de Euskadi (1889-1993) y de la Fanfarria de Valencia (1997-2004).
A lo liberal de una trayectoria de más de cinco décadas, Gómez Martínez desarrolló una intensa actividad internacional que le puso al frente de algunas de las más destacadas formaciones europeas y americanas. Entre sus titularidades internacionales se cuentan la dirección normal de música de Mannheim (1990-1993), y la dirección artística y musical de la New Finnish Opera Helsinki (1993-1996).
Incluso la titularidad de la Fanfarria Sinfónica de Hamburgo (1992-2000), la dirección normal de Música del Teatro de Berna (2000-2004) y la dirección musical de la Fanfarria del Festival de Pascua de Bayreuth.
Poseedor de una prodigiosa memoria que le permitía dirigir siempre sin partitura, Gómez Martínez realizó asimismo incursiones en el circunscripción de la composición. Entre sus obras se cuentan las sinfonías del Descubrimiento, compuesta con motivo del Botellín con motivo de los 500 primaveras del centenario del descubrimiento de América, y del Agua o la ópera Atallah.