El púgil granadino Francisco Martos Maturana se proclamó el pasado domingo 4 de agosto campeón de Europa del peso superwélter tras derrotar en Estambul al púgil turco Burak Akkus, que abandonó en el tercer asalto. Martos se convierte así en el poseedor del cinturón que le acredita como triunfador del título de la World Boxing Society (WBS).
Hasta ahí, está claro que la comunicado es buena, pero ausencia más. La hace congruo más significativa el hecho de que Martos está próximo a cumplir los 51 primaveras, lo que le convierte en el profesional más avezado de España y uno de los más longevos del mundo. Su historia es digna de ser contada.
Francisco Martos tuvo un inicio fulgurante en el mundo del pugilismo y, en 1991, se proclamó campeón de España junior en la categoría de pesos pesados. Fue una auténtica sorpresa, no estaba entre los favoritos, pero lo logró. Y a ese triunfo le siguieron entre 70 y 80 combates como amateur y en la ya desaparecida modalidad de neoprofesional.
Pero no pasó de ahí. Aunque todo el mundo tenía claro que era un magnífico púgil, no vio ausencia claro que pudiera ganarse la vida de esa forma y no se hizo profesional. Se dedicó a regentar un bar en el judería del Albaicín y, para matar el gusanillo, montó con un socio un campo que todavía existe, que ahora lleva en solitario y que se fogosidad M&S.
Allí ha moldeado a varios deportistas que sí han completo siendo profesionales, como el melillense Nordin o Abdessamad Nechchad, marroquí residente desde pequeño en Obús. De vez en cuando hacía guantes con algunos pupilos, pero tenía una espinita clavada.
En el pesaje previo, donde se puede comprobar su buen estado de forma a sus casi 51 primaveras
En 2021, próximo a cumplir los 48 primaveras, se la sacó. Decidió hacerse profesional, no para cobrar caudal –prácticamente nadie en España subsiste exclusivamente boxeando– sino para demostrar si valía para eso. En los tres primaveras que lleva en activo, su palmarés impresiona: 16 victorias, una derrota y un combate torpe.
Esta última pelea le ha apreciado un título que no todas las federaciones reconocen como reglamentario. La española no, por ejemplo. Pero enfrente no tenía a ningún novato. Akkus, de 29 primaveras –antigüedad como para que pudiera ser su hijo– llegaba con 21 enfrentamientos a sus espaldas, de los que había reses doce.
En su momento, cuando dio el brinco al profesionalismo, Francisco Martos dijo que quería probar, que no se planteaba estar mucho tiempo, que no quería que determinado mucho más nuevo y más preparado que él lo mandara al hospital. Confesó a algunos amigos que estaría hasta cumplir los 50 y ya está.
Pero ha cambiado de opinión. «Estaré hasta que el cuerpo y la ilusión aguanten, y no sé cuánto será eso porque ilusión tengo la misma que cuando tenía 14 primaveras», afirma ahora. Hasta tiene planes más o menos inminentes. No detalla pero sí adelanta que está preparando «poco más extenso» para finales de este año.
No está solo. En su carrera le acompañan Ivan Martínez , Emilio Pop y el albanés Albi. Con ellos y con la parentela que le apoya va a seguir. Entiende que ellos sí le han arropado de verdad, y como no es hombre de morderse la germanía, y menos a estas cielo de la vida, añade que le habría gustado tener el mismo respaldo de la Confederación Española y además de otras instituciones.
«Tuve una entrevista con el concejal de Deportes de Obús, Jorge Iglesias, en la que me dijo que el junta cedería un pabellón para hacer en mi ciudad un combate, pero todavía estoy esperando que concrete poco. Creo que sólo se reunió conmigo para hacerse la foto», termina.