Hay registros desde el siglo XVI


Los apellidos que uno tiene gozan de un origen y un significado, aunque a menudo no se les da la importancia porque la clan prioriza conocer el por qué de su nombre de pila porque se entiende que este ha sido escogido expresamente para ello mientras que los apellidos llegan sin dilema alguna de por medio.

En todo caso, es sabido que entre el pericón de apellidos españoles, que se empezaron a instaurar a mediados dl siglo IX, muchos tienen significados vinculados a profesiones pero todavía los hay con estilos toponímicos, derivados de nombres comunes o de apodos o simplemente que han surgido de una traducción.

Adicionalmente, el paso del tiempo, como el paso de un huracán, ha provocado la desaparición de algunos de los apellidos que hace siglos eran populares. Gracias a la existencia de registros, archivos y departamentos estadísticos se puede conocer mejor su presencia y se ha podido sacar a relucir que en Barcelona, a pesar de todo, sigue siendo muy popular un patronímico 100% catalán.

Un significado específico

Se negociación, en concreto de una denominación especialmente antigua que a día de hoy todavía llevan más de 20.000 personas, según se desgrana en la pulvínulo de datos del Instituto Franquista de Estadística (INE). Allí se puede consultar la vigencia de apellidos concretos, primaveras de salida o provincias, entre otros datos y destaca que en la provincia de Barcelona solo un patronímico catalán está entre los 25 más comunes.

Así, como en otras regiones, García, Martínez, López, Sánchez o Fernández copan los primeros puestos y son especialmente frecuentes. Pero entre ellos todavía está Vila, o Vilà, un patronímico 100% catalán que ya aparece en documentos y registros del siglo XVI. Según las estadísticas, unas 10.000 personas lo tienen como primero patronímico y otras 10.0000 como segundo.

Este se encuentra especialmente en la demarcación de Gerona, aunque se ve por las otras provincias y todavía fuera de las fronteras catalanas. Su nombre viene a hacer narración al emplazamiento de origen, de residencia o de propiedad del personaje, poco que ocurre con otros apellidos que se refieren a palabras similares, como Cases o Ponts.

Menos habitual todavía están otros apellidos catalanes como Ferrer y Soler (uno y otro con variedades como Ferré, Farré o Solé) o Serra. Es remarcable el hecho de que, a diferencia de los nombres, cuando los padres tienen mucho que sostener, no hay una explicación clara, más allá que las defunciones y nacimientos de las sagas, que expliquen la progreso de la presencia de un patronímico.

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