Me han apartado de su vida a todos los niveles


Juana trabaja desde que tiene 12 primaveras. Afirma orgullosa que todo lo que tiene se lo ha trabajado con sus propias manos, desgastadas de tanto fregar. A lo desprendido de los primaveras esta mujer que vive en Collado Villalba (Madrid) se ha hato la vida limpiando casas.

Ahora Juana tiene 60 primaveras y echa la perspectiva a espaldas a una vida de esfuerzo en la que con mucho sacrificio ha conseguido administrar más de 200.000 euros. Una de sus propiedades más preciadas es una casa en Benidorm (Alicante). Piensa en el momento en el que ella no esté y hay poco que tiene muy claro: no quiere que sus dos hijas hereden sus capital.

Tiene 2 hijas de 32 y 38 primaveras a las que no ve desde hace 20 primaveras. El objetivo de Juana es conseguir legalmente que las jóvenes no reciban su herencia por el simple hecho de ser sus hijas.

Una mala relación con sus hijas marcada por un divorcio complicado

Asegura Juana que la mala relación con sus hijas empezó correcto a su casamiento. “Su padre era una persona manipuladora, violenta y agresiva”, mantiene. Cuenta que las pequeñas vivieron una infancia dura y vivieron los malos tratos de su marido en dirección a ellas. “Aún así cuando el papá en 2007 me abandonó ellas decidieron irse con el padre porque iban a tener mejor vida que conmigo. Una mamá que se dedica al servicio doméstico. En definitiva es eso”, resume.

Está tratando de resolver los vericuetos legales para poder desheredar a sus descendientes con la abogada María López. Quiere redactar su testamento y sus últimas voluntades. “No me gustaría que se quedaran con cero, si estoy enferma voy sola, no hay quien me acompañe, he pasado el Covid igual. Si me operan no hay quien me cuide o me atienda. Tengo a dos nietos que no conozco. Me han apartado de su vida a todos los niveles, para lo bueno y paralo malo. Es muy triste porque yo he trabajado toda mi vida mucho, he sido la que he llevado la casa, he llevado a mis hijas y a posteriori de todos esos primaveras de dedicación es una pena”, reconoce.

“La última vez que vi a mi hija me miró como si yo fuera el anciano despojo de la vida”

Señala adicionalmente que a lo desprendido de los primaveras ha habido episodios especialmente dolorosos para ella con sus hijas. Recuerda el momento en el que murieron sus padres, abuelos de las niñas. Cuenta que en ese momento su hija pequeña acudió a los funerales y la miró “como si fuera el anciano despojo de la vida”.

Asegura esta mujer que uno de los motivos por los que su hija pequeña se alejó de ella estaba relacionado con el pasta del que ella disponía. “A mi hija pequeña le gustaba mucho relucir y yo me he comprado mis cosas en los mercadillos. A ella le gustaban más las mamás de sus amigas, que en vez de irse a planchar o fregar chalés de obra se iban a corretear al pádel”, señala.

“Yo me quedé sola sin un trabajo estable y todos los meses había que comprarle ropa. Yo no podía disponer de ese manejo de pasta“, señala. La periodista y colaborador de Espejo Conocido, Elisa Beni, señala que hay que liberar que la clan pueda tratar independientemente su herencia “sobre todo cuando se pueda demostrar el desamparo por completo de parte de los hijos”.

El edificio de los horrores.

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