En un rotación inesperado, Luis Miguel decidió cambiar los focos y la multitud de la famosa Gracia Starlite de Marbella por un plan mucho más tranquilo y discreto. El cantante puertorriqueño, conocido por su renuencia a las grandes masas y el aprecio por la privacidad, evitó el evento donde se esperaba la presencia de celebridades como Will Smith y optó por advenir el día en el bar de Antonio Banderas, El Pimpi.
Reconocimiento al bar El Pimpi
El pasado fin de semana, Luis Miguel se dejó ver en el popular restaurante malagueño. Allí, disfrutó de una comida y dejó su huella firmando una de las tradicionales botas de caldo que decoran el bar. Esta no es la primera vez que el intérprete sondeo refugio en locales más íntimos y alejados de los flashes de las cámaras.
Aunque no hay evidencia de que Luis Miguel haya evitado concretamente al actor de Hollywood, su audacia de no asistir a Starlite parece estar en columna con su deseo de sustentar un perfil más discreto. Desde hace tiempo, el cantante ha demostrado que prefiere la discreción, alejándose de grandes eventos y prefiriendo ambientes más tranquilos y controlados.
En El Pimpi, Luis Miguel encontró la tranquilidad que buscaba encima de un ámbito empachado de historia y tradición, muy apreciado por artistas y figuras públicas que visitan Málaga. Antonio Banderas, dueño del bar, ha convertido este recinto en un punto de colisión para amigos y seguidores del mundo del entretenimiento.
El Pimpi tiene varias ubicaciones, una en el corazón de Málaga y otra en Marbella, aunque entreambos son conocidos por su entorno acogedora y su ornamentación típica andaluza. En este caso, Luis Miguel estuvo en el de Marbella, a escasos metros de la playa. Firmar una bota se ha convertido en una tradición para los visitantes famosos que recorren bodegas mientras hacen turismo, y Luis Miguel no quiso ser la excepción. Su firma se une a las de otras celebridades que han pasado por allí.