50.000 judos celebran la fiesta religiosa ms desconocida en Espaa: “No nos vemos restringidos por nadanipornadie”


es un viernes de año 5874. Mientras el sol se pone cuando llega la última puesta, el cielo, ya ligeramente anaranjado, se prepara para recibir la noche y emerger así la primera estrella. Todo parece seguir como si hubiera pasado un solo día desde ayer, un jueves de 2023. Aunque, paradójicamente, así es. La clave: leerlo desde una perspectiva judía, cuya comunidad da la bienvenida a Rosh Hashan o jefe del año en español. Un primer día del mes tisri 15 de Septiembre– que se diferencia de la fecha marcada el año pasado debido al calendario lunar, cuya variación proporciona un carácter único e inolvidable a cada celebración.

Precisamente, la aparición de la prístina estrella marca el inicio de la festividad que se abre con una cena muy íntima. En él, familiares y amigos atienden asuntos culinarios, además de iniciar un profundo período introspectivo que culmina con Yom Kipur -el décimo día de tisri cualquiera 25 de septiembre-. Cuando lo marca el almanaque, como señala el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Benzaquín, “será el día más sagrado. Será el día del perdón”. Asimismo, en esta fecha pedirán a Dios que los inscriba en el Libro de la vida.

El ayer, tan presente en la comunidad judía, se refleja también en la casa madrileña de emilio abraham, donde permanecen antiguas tradiciones. A pesar de declararse “no creyente”, el anfitrión sigue, al pie de la letra, el ritual que caracteriza la cena. En este sentido, señala que su postura sobre la religión “no cambia la cuestión” a la hora de celebrar la festividad, y por eso llega incluso a bendecir el pan en hebreo o ponerse la kip durante el proceso.

El banquete se organiza de forma simbólica, palabra muy importante en esta cultura. La mesa se llena de platos típicos y se emulsionan los dos principales mundos judíos: el Ashkenaz y sefardí. El primero se caracteriza por una cocina sobria, ya que su origen en Europa del Este prioriza el consumo de pescado o tubérculos sin aditivos. Por su parte, el Sefard destila dulzura debido a la adopción de sabores magrebíes y turcos. Las granadas, las manzanas o los dátiles hacen del dulzor la principal característica de dicha cocina.

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Emilio celebrando el año nuevo judío.EL MUNDO

Simultáneamente en Torremolinos, Isaac se alegra por la llegada del nuevo año. Centra su discurso en el aspecto religioso. Y como representante oficial del 50.000 judíos en España Indica que la celebración “nos recuerda la creación del mundo y que hoy somos un pueblo con prácticamente las mismas tradiciones”. A lo que añade: “Te hace sentir muy orgulloso de quién eres”. Un honor que aumenta al describir la libertad de culto que tienen en el país. “No estamos restringidos por nada ni nadie.. Hay un respeto total hacia el pueblo judío por parte de la sociedad en la que vivimos”. Además, denota que, “felizmente”, la época en la que estaban restringidos “ha pasado”. Una alusión sin destinatario concreto, ya que admite “no haber vivido ningún episodio de antisemitismo“; más bien es una referencia a la historia de su pueblo.

Sin desviarse de esa línea, y profundizando en su fe, razona: “Estos dos días son oraciones intensas para pedir perdón a Dios por el comportamiento incorrecto que hemos tenido”. No sólo para lo eterno, sino para la sociedad, subraya. “Porque si hay algo importante para el judío es la sociedad: cómo se comporta y qué valores aporta a ella”.

Llega el sábado y las ceremonias continúan. Sobre las 20.00 horas, en la discreta y mayor sinagoga madrileña de Betel (Casa de Dios), los cantos litúrgicos en hebreo inician el tercer servicio del día. El evento es oficiado por el rabino. Mario Karpuj, un argentino llegado desde la propia Tierra Prometida. Simbólicamente, custodia los cuatro objetos que los fieles ven durante el rito: comenzando a su derecha y a la izquierda de los adeptos, la silla del profeta Elías; una corona que representa la Torá; en el centro, una vitrina que resguarda las sagradas escrituras cubiertas por un velo y, finalmente, un candelabro encendido para recordar la santidad del sábado a tu izquierda. En momentos específicos, Gastón RoifeEl también argentino y presidente de Beth-El, ayuda con la lectura al líder religioso. Para él, todo lo que rodea la celebración de Rosh Hashan “es un momento especial estés donde estés”. Aunque, paradójicamente, considera que el “mundo exterior no le conoce y probablemente no le comprende”.

El rabino Mario Karpuj abraza a una persona antes del servicio religioso.
El rabino Mario Karpuj abraza a una persona antes del servicio religioso.Javier Barbancho

Una hora más tarde se apagan las luces del templo. Al final muchos ya piensan en la abundante cena que sigue. Aunque para llegar a la casa de Hernn Dobry, el anfitrión, tienes que caminar. Un acto característico porque durante el sábado y las festividades se les prohíbe viajar, ya sea en coche, bicicleta, moto, tren o avión. Curiosamente es durante el viaje cuando el rabino y sus dos compañeros regresan al mundo terrenal, convirtiéndose el fútbol en el tema de conversación con el que amenizar los 60 minutos que dura el viaje.

Al llegar a casa de Hernn, se prepara un gran banquete para los comensales, como el viernes. Estos están contados en 20, y su origen argentino hace que estos días sean cuando “más extrañan a sus seres queridos”. “Por eso nos reunimos entre amigos, que, en cierto modo, son nuestra nueva familia”, confiesa. La cena, rodeada de un ambiente religioso, finaliza temprano en la mañana del domingo y está vinculada, con una breve interrupción del sueño, al servicio matutino. Un momento largamente esperado por los fieles como shofar, una trompa que actúa como un instrumento de viento cuyo sonido convoca a los sentimientos más humanos y “produce mucha emoción”, explica Isaac. Su función es despertar o levantar al pueblo judío y afrontar el año despierto.

Es a partir de entonces cuando las oraciones se difunden más. Hoy sábado 23 de septiembre y después de poco más de una semana recorriendo el camino del perdón, quedan dos días para que, de manera simbólica, Yom Kipur cierra tres libros: la de la vida -todos los que Dios incluye en ella vivirán ese año-, la de los difuntos -que perecerán- y la que acoge a las personas que aún piden perdón a su deidad. Junto a esto último, “el arrepentimiento y la reconciliación”, subraya Isaac, son las palabras que guiarán sus acciones para continuar el ciclo vital 5784 años después.

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