«Llueve menos que en el desierto»


Los vecinos de Teulada-Moraira no disponen de agua del llave para soplar o cocinar, por la sequía y su salinidad, y se muestran preocupados en presencia de estas restricciones, en específico, porque no ven perspectivas de cambio en la climatología. «Llueve menos que en el desierto», se lamentan.

Luego de que el Cabildo haya calificado el suministro como no apto para el consumo en esos usos básicos -sí pueden aprovecharla para asearse, por ejemplo- en diferentes zonas de la pueblo. El consistorio así lo ha establecido en un mandato.

La situación pasa hechura en los hogares, pero además en negocios como la hostelería. «Hemos tenido que cambiar al agua embotellada para el café, por ejemplo, es un consumición más», comenta la propietaria de una cafetería.


Un trabajador transporta botellas de agua en el municipio alicantino, donde el consumo se ha disparado al no ser apta para todos los usos la del llave


EFE

Otra vecina, en este caso de una colonia, apunta que ahí tradicionalmente siempre ha resultado difícil consumir el agua para soplar o hacer café al ser «un poquito salada». No obstante, ahora la cosa ha adquirido otros tintes más extremos: «Pero ahora es peor porque ya nos han avisado que no la podemos utilizar ni para hervir ni para aderezar.. y es un problema», señala.

Agrega que ve «difícil» que en el mes de agosto pueda solucionarse el problema, sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de población flotante que alberga en verano el municipio, ya que Moraira es un punto de afecto de turistas y de familias que tienen allí su segunda residencia.

Cultivos «al borde de la asesinato»

Estas dificultades en el ámbito doméstico se suman a las que ya afectan a los agricultores, que lamentan que la desatiendo de borrasca está llevando sus cultivos «al borde la asesinato».

«Estas viñas siempre han sido de sequero, pero este año sí que hemos tenido que ponernos en marcha y poner en algún sitio instilación, para intentar salvarlas. Y es lo que tendremos que hacer en un futuro, pues no nos queda otro remedio. Llueve menos que en el desierto, ha llovido 50 litros en un año y eso es inviable para que una planta pueda radicar», expone un agricultor.

Otro profesional del campo coincide en el dictamen: «La cosa está crítica. Tenemos los campos al borde de la asesinato, los que no han muerto ya. Y el problema no es sólo la cosecha de este año, es que esto afectará a la del año que viene además porque las plantas que podamos guardar ya tienen una carencia hídrica, de modo que seguramente no producirán o producirán muy poco».

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