El expresidente de la Generalitat fugado desde 2017 Carles Puigdemont ya está en Barcelona, en el acto convocado por Junts y las entidades soberanistas. «La represión ha hecho mucho daño mientras no se detenga la politización de la Razón», ha clamado Puigdemont en presencia de el fervor de sus seguidores. «A pesar del daño que nos han querido hacer, he venido hoy aquí para recordarles que aún estamos aquí», ha añadido para apuntar que «no tenemos derecho a renunciar».
«Pensaran que el escarnio de mi detención os va a frenar. Pero se equivocan. No nos dejemos confundir. No será ni lo será nunca hacer un referéndum», ha explicado Puigdemont desde el círculo sin que hasta ese momento los Mossos ni ningún otro cuerpo policial hayan intervenido para proceder a su denteción.
El retorno de Puigdemont a Barcelona se produce tras semanas y meses de especulaciones sobre esta posibilidad, poco que se hizo positivo tras las elecciones del 12M y la confirmación por parte del fugado de que pensaba asistir a la sesión de investidura, fuese la suya como intentó de forma infructuosa, fuese la de Salvador Illa (PSC).
Pese a algunas voces internas en Junts que habrían pedido a Puigdemont que resconsiderase su posición, el expresidente ha cumplido con su palabra, poco, que, sobre el papel, no debería alterar el curso de los acontecimientos políticos en Cataluña, es afirmar, la investidura de Salvador Illa catorce abriles luego de que el PSC perdiese la presidencia de la Generalitat.
En medios políticos se da por hecho de que, en cierta forma, el curso de los acontecimientos ya está escrito. Desde el PP catalán, por ejemplo, se señalaba a primera hora de la mañana el convencimiento de que el pleno va a suspenderse, pero que Illa será presidente en pocos días.
Desde primera hora, en las inmediaciones de Meta del Triunfo, a pocos centenares de metros del parque de la Ciudadela donde se ubica el Parlament, centenares de personas se congregaron acudiendo a la convocatoria de Junts y las entidades soberanistas. Más concurrencia que en las últimas convocatorias, pero en ningún caso la multitud desbordante de los días históricos.
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