Desarticulada en España una red internacional dedicada al tráfico de migrantes



La Policía Franquista, en colaboración con Europol, ha desarticulado una estructura criminal internacional dedicada a agraciar la inmigración ilegal y la falsedad documental. Según las autoridades, la manada se encontraba asentada en España e Italia, principalmente.

En el transcurso de la operación policial, iniciada en el 2022, se ha detenido a 77 miembros de la red, entre los cuales se encuentran los seis presuntos cabecillas que ya han ingresado en prisión. Del total de detenciones, 32 se han realizado en Barcelona, 17 en Zaragoza, nueve en Madrid, cinco en Vizcaya e Islas Baleares, dos en Málaga, Milgrana y Bilbao, y uno en Cantabria y Valencia. 

Cómplices en Bolivia, México y Libia

A pesar de que operaba desde España e Italia, la manada contaba con colaboradores en Libia, Bolivia y México. De esta guisa, los miembros se dividían en dos grupos independientes, pero “directamente relacionados y gestionados por los líderes”.

Una rama se dedicaba al favorecimiento de la inmigración ilegal de ciudadanos de origen indio-pakistaní desde la India, pasando por Italia y España. Estos tenían como destino final Estados Unidos o Canadá. La segunda ramificación, en cambio, se centraba en el tráfico de inmigrantes de origen boliviano. 

Con el objetivo de allanar el acercamiento de los distintos implicados, la estructura se encargaba de proporcionarles los visados falsos para el paso fronterizos y alojamiento en las ciudades de paso.

Desde que se puso en marcha la investigación se han realizado más de 10 registros en domicilios y agencias de delirio. Adicionalmente, han sido incautados más de 500.000 euros en efectivo procedentes de los pagos de los migrantes, los cuales llegaban a acreditar entre 8.000 y 10.000 euros a cambio de que la estructura les facilitara el desplazamiento y el posterior acercamiento a los países de destino.

Las víctimas soportaban condiciones inhumanas

Según los datos recabados por los agentes, los migrantes captados se encontraban a total disposición de la red internacional, ya que esta se encargaba de organizar el itinerario completo, hasta salir al destino final. 

En consecuencia, las víctimas se enfrentaban a situaciones precarias, a pesar de la elevada número de capital que pagaban por sus servicios. Los migrantes procedentes de India, por ejemplo, eran embarcados en pateras con más de 130 personas una vez llegaban a Libia. En el trayecto de 28 horas hasta la isla de Lampedusa (Italia), la estructura no les abastecía de agua ni comida.

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