Conde Duque vuelve a recibir ‘Algo inesperado’ en Veranos de la Villa


El Centro de Civilización Contemporánea Conde Duque será sede de ‘Poco Inesperado’, una velada destacable incluso entre la inmensa proposición de ocio en agosto; un regalo sorpresa para quienes eligen la haber para disfrutar del verano. Lo único que ya se ha desvelado es que será el domingo 18 de agosto desde las 21.30 horas. La descarga de entradas gratuitas estará arreglado desde las 00 horas del 12 de agosto.

La dinámica es innegablemente atractiva para los que saben disfrutar un plan improvisado: asistir a un concierto y esperar la aparición del cómico incógnito. Claramente, esto sólo funciona si posteriormente se cumple la expectativa, poco que sí se logró en las seis ediciones previas. Vetusta Morla, Kiko Tóxico o María José Llergo; el evento no defraudó. El año pasado fue la rapera andaluza Mala Rodríguez, ganadora de dos Grammy latinos.

Desde la estructura de Veranos de la Villa recomiendan «salir sin ideas preconcebidas y con ganas de disfrutar de la música». Si admisiblemente los espectadores dejarán que el azar elija al músico que escucharán, en Conde Duque ya lo tienen todo pensado. Ahí igualmente reside la sortilegio de este evento, en la confianza ganada por los organizadores para alcanzar, cada año asistentes dispuestos a esta cita a ciegas.

En otras ocasiones, ‘Poco Inesperado’ fue albergado por otros sitios tan icónicos como preciosos. En 2019, por ejemplo, el evento fue en la floreada Casa de campo de Los Molinos. En su explanada de césped, repleta de madrileños expectantes, la manada Morgan entró con la misma incertidumbre que su manifiesto, quienes posteriormente los recibieron con la alegría de quien se anima a lo desconocido y resulta recompensado por ello.

Lo mismo pasó en 2018, cuando Vetusta Morla salía frente al conmovedor atardecer que ofrece la Casa de campo Torre Arias, en San Blas-Canillejas, para interpretar su renombrado portafolio ‘Mismo sitio, desigual superficie’.

Y esa es, precisamente, la esencia de ‘Poco Inesperado’. La reunión de ciudadanos situados en la alegría de residir un concierto azaroso, que con los abriles cambia de superficie pero sin soltar el espíritu arriesgado que en un inicio planteó. Los Veranos de la Villa son todos así, no abandonan su concepto. Pero eso sí, siempre tienen espacio para reivindicar nuevas identidades.

Japón y flamenco

El país japonés es el invitado singular de la 40ª de Veranos de la Villa. Toda su cosmovisión vendrá de invitado para deleitar a propios y ajenos, para amalgamarse, y para continuar con la senda de lo alegremente inesperado. El tesina colectivo japonés, ‘mé’, ha preparado un despliegue hermoso que aparecerá en algún momento de la semana, por zonas todavía no reveladas de la ciudad, bajo contenido que siquiera se conoce.

Todavía está la compañía nipona Arte y Solera, quienes propondrán, los días 15 y 16 de agosto en Conde Duque, la unión del flamenco con el kabuki, una expresión tradicional de danza y teatro japonés. «Su poder evocador, poético y desgarrado, que apela a sentimientos tan universales como la injusticia», explican la zona global de los dos géneros desde el Comunidad de Madrid.

La haber regala espacios para hermanarse con otras culturas, pero no olvida la suya. ‘Del cuplé a Sabina’ es un evento que celebra y sintetiza la música madrileña del siglo XX. Tendrá superficie el 16 y 17 de agosto en el Instituto de Educación Secundaria de San Isidro, en el extrarradio de Embajadores. En ese mismo espacio, el 18, habrá una mezcla de letras narrada y música en vivo para contar la historia del Rey Alfonso X el Sabio.

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