Un estudio revela semejanzas entre el castellano y el inglés cuando aprendimos a hablar con las onomatopeyas


Él castellano y el Inglés ÉL parecían al principio, en su orígenes, cuando sus hablantes comenzaron a utilizar sus primeras palabras. No es extraño, porque las lenguas presentan similitudes en el onomatopeyade alguna manera el balbuceo cuando se está desarrollando una lengua.

El Universidad de Alicante (UA) acaba de solicitar un original concurso de onomatopeya con motivo del Día Internacional de las Lenguas, que se celebra cada 26 de septiembre, en el que se fomenta estudiantes grabar en línea grabaciones de estos sonidos de alguna manera “gramaticalizados”, expresados ​​por escrito en cada idioma.

En este mismo campus, un estudiar se centró en esta curiosa parte del lenguaje tan primaria y comunicativa a la vez, por su sencillez y realismo, con el título «Tratamiento lexicográfico de las reduplicaciones onomatopéyicas: Análisis contrastivo en inglés y español.

Si bien este análisis se centró en cómo en ocasiones se repite la raíz o la palabra entera, para darle más énfasis en el habla, por ejemplo, el graznido del sonido que hace un pato, ese fenómeno de “reduplicación”, en la lista de onomatopeyas estudiadas, podemos ver cómo el inglés y el español, en ese primer nivel de evolución, tuvieron muchos coincidenciasSin duda, una curiosidad.

Así, en este trabajo final de Grado en Traducción e Interpretación de María José García Martínez.Con José Antonio Sánchez Fajardo como tutor, se enumeran algunas de estas, en muchos casos breves interjecciones cargadas de significado.

Hay algunos que saltan a la vista por su parecido incluso escrito, como por ejemplo «augeboom” por explosiones, “oh” por admiración o el “barbilla barbilla» de los brindis. De hecho, este último viene en español del inglés, a su vez del chino.

El “chop-chop” para chapotear se entiende bien, y también imitamos los sonidos que hacen ciertos animales de forma casi idéntica: “croar» para el croar de las ranas o sapos, «quack» como el «quack» del pato, «hoot», que pronunciado en inglés con ‘u’ se acerca al «ulular» del búho, «peep» para el chirrido de los pájaros, que los angloparlantes también entonan con ‘i’.

Cómo no identificar el «polla» de una campana, aunque en español se completa con un «ding» antes, la risa y la risa «he, he, he» y «ha, ja, ja», respectivamente, o el «tom tom» que se pronuncia el igual que él “TAM Tam» de los tambores.

Con un poco más de imaginación, no hace falta mucho esfuerzo para intuir que el “tap, tap, tap” se refiere a tapping, el “guauguau” es equivalente a “Guau“guau” del ladrido de un perro, “cluck” es el cloqueo de un pollo, el “beep” se dice de la misma manera que “beep” y “rattle”, cuando se escucha en inglés, recuerda claramente al Español “ra” “ta-ta-ta-ta” de la metralleta.

En otros casos es menos cercano, aunque en el contexto podría entenderse, en el caso del “chirr” del chirrido de los insectos, aunque aquí se llama más bien zumbido, el “fru-fru” del roce, por ejemplo, de la ropa, el “munch” de masticar (pronunciado como ‘u’ en inglés).

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