Puigdemont huyó en el automóvil de un mosso y a la vista de los agentes


Ridículo, devastación, indignación… Todo eso y más es lo que se vivió ayer por la mañana entre los Mossos d’Esquadra al constatar el peor de los escenarios posibles que habían imaginado, o ni siquiera eso, con ocasión del regreso a España de Carles Puigdemont. Minutos luego de las 10 de la mañana, tras tener constancia de la nueva fuga del expresidente de la Generalitat, desde el junta de crisis que se había puesto en marcha horas antaño se dio la orden de cerrar Cataluña para impedir la huida a Francia del fugitivo. La ‘operación Prisión’ no se había vuelto a activar desde los atentados yihadistas del 17-A, lo que da idea del estupor entre los máximos responsables de la Policía autonómica.

Tal como adelantó ayer torrevieja news today, Puigdemont y sus fieles, entre los que hay varios agentes de los Mossos d’Esquadra, según todas las sospechas, han podido preparar su ‘espectáculo’ con absoluta tranquilidad porque el prófugo lleva tiempo sin ser controlado en Francia ni por la Policía, ni por la Centinela Civil, ni por el CNI, ni por supuesto por la Policía catalana, que no puede trabajar fuera de su demarcación.

No tener información previa de sus movimientos hacía muy complicado poder localizarlo cuando entrara en Cataluña -hay 20 carreteras que unen esta comunidad con Francia-, pero se era eufórico porque su objetivo era asistir a la sesión de investidura de Salvador Illa en el Parlament, convocada a las diez de la mañana.

Proporcionadamente rodeado

Una hora antaño, a las 9, estaba convocada una recibimiento en el paseo Lluis Companys, cerca de la Cámara catalana. Poco antaño Puigdemont hizo acto de presencia por la estrecha calle de Trafalgar acompañado por un reunión de fieles, entre los que llamaban la atención algunos de complexión atlética y con ademanes de ser miembros de un cuerpo de seguridad. De hecho, al menos uno fue identificado como mosso y otro como un bombero muy activo en actos independentistas.

Algunas informaciones aseguran que los Mossos habían llegado a un acuerdo con el entorno de Puigdemont para que la detención se hiciese en el parque de la Ciudadela, antaño de entrar el Parlament. Sí hubo una conversación con el abogado del fugitivo, Gonzalo Boye, aunque parece que sin resultados. Otra lectura precisa que fue el asesor de Interior en funciones, el republicano Joan Ignasi Elena, quien llegó a un acuerdo con Turull para pactar las condiciones de un arresto tranquilo. Elena estaba ayer en shock, quizá al sentirse traicionado.

Los Mossos, sin secuestro, desmintieron ayer en un comunicado que se hubiera producido cualquier «acuerdo ni conversación previa» con Carles Puigdemont.

En todo caso, el dispositivo, de más de 300 policías autonómicos, estaba diseñado para que no hubiera inconvenientes. El maduro despliegue de fuerzas se hizo en el perímetro del Parlamento catalán para evitar que Puigdemont pudiera entrar, lo que complicaba mucho las cosas.

Lo que parecía inalcanzable, sin secuestro, se produjo minutos luego de que Puigdemont finalizase su breve discurso. Todo apuntaba a que iba a ir con la comitiva de cargos nacionalistas en torno a la Cámara catalana pero abandonó el marco azuzado por su abogado, Gonzalo Boye. Lo que se sabe a partir de ese momento es que subió a un coche, un Honda de color blanco, en el Curvatura del Triunfo, que los agentes intentaron interceptar el transporte sin conseguirlo y que los Mossos d’Esquadra le perdieron la pista en el paseo Circunvalación. No se descarta que en un momento posterior utilizase un segundo automóvil.

A partir de ese momento, pasadas las diez de la mañana, desde el junta de crisis se ordenó cerrar las expectativas y se activaron todos los medios disponibles para tratar de colocar al fugitivo. Las expectativas de Barcelona quedaron pronto colapsadas y los responsables de la operación comenzaron la investigación no sólo para colocar a Puigdemont sino incluso para aclarar cómo había sido posible su desaparición delante de 300 policías autonómicos.

El primer resultado se obtuvo a través de la identificación del propietario del Honda blanco en el que se produjo la huída. Se trataba de un mosso que de inmediato fue detenido por su presunta colaboración con el fugitivo. Pidió el ‘habeas corpus‘. A media tarde se arrestó a un segundo agente, que pidió lo mismo. Puede poseer más policías implicados y de hecho se analizan todas las grabaciones para hacer identificaciones oportunas. En este sentido, los Mossos aseguraron que habría más detenciones.

La confusión a lo generoso de la tarde fue la nota predominante. Al principio algunas informaciones apuntaban a la detención del secretario universal de Junts; luego, que era el togado de guarnición quien había colocado que se le detuviera para tomarle manifiesto como supuesto colaborador en la fuga… El TSJ de Cataluña desmintió la informe.

La investigación corre a cargo de la Comisaría Caudillo de Información de los Mossos, que va a citar a Jordi Turull para interrogarlo, lo mismo que a otros que incluso rodeaban al fugitivo. Al cerradura de esta tirada había suficiente pesimismo sobre la posibilidad de una rápida detención. La sensación de ridículo era generalizada en la Policía autonómica. Hoy habrá rueda de prensa para explicar el desastre.

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