Una condena de 10 primaveras recae ahora sobre Adam Britton, un agradecido zoólogo de 53 primaveras entendido en cocodrilos. En Australia, un tribunal ha obvio culpable a Adam de más de 60 cargos por torturar, extralimitarse, documentar y compartir la tortura y violación de más de 39 perros alegando que esas prácticas eran placenteras para él y que no podía evitar hacerlo.
El 22 de abril de 2022, las autoridades australianas procedieron a su detención. En las investigaciones previas detectaron que entre 2020 y ese mismo 2022, el hombre mató a más de 39 perros e incluso cachorros. El modus operandi era comprarlos a través de internet a personas que tenían que darlos por motivos de trabajo y a posteriori torturarlos, violarlos y matarlos. No sin antiguamente destinar una foto a los antiguos dueños de los animales antiguamente de cometer las mencionadas atrocidades garantizando el bienestar de la mascota.
Las autoridades señalan que Adam pudo entrar a extralimitarse de sus propias mascotas, aunque él mismo ha dicho que “tiene límites” que con sus mascotas tiene un “vínculo emocional” y que solo maltrata a aquellos animales con los que no lo tiene porque “son juguetes“. Dice que desde crío ya tenía sentimientos zoofílicos pero que los reprimía. Ahora ya no podía detener.
Se grababa cometiendo los actos y seguidamente, bajo un pseudónimo, compartía las imágenes con grupos de personas que compartían los mismos interés en Telegram. Por otra parte, se descubrió que además poseía contenido de despotismo sexual a menores.
Entre las pruebas recopiladas del agradecido zoólogo que incluso había llegado a colaborar con medios de producción audiovisual como la BBC o el National Geographic, encontraron ordenadores, cámaras, armas, juguetes sexuales y animales en descomposición.
El canal australiano de ABC ha tenido acercamiento a varios documentos judiciales y ha filtrado que Britton llegó a amparar que cuando era crío era sádico con los animales y que abusó de caballos desde que tenía 13 primaveras. El árbitro ha descrito estos actos como “inenarrables” y “grotescos”.
La carta desde prisión
Ya en prisión, Adam redactó una carta que seguidamente leyó su abogado. En ella reconocía la culpabilidad de todos los delitos descritos y se disculpaba en presencia de todas las familias, incluyendo la suya, que pudieran haberse manido afectadas.
De igual forma, confiesa que debería tener buscado ayuda y rehabilitación en el momento en el que no pudo controlarse. Por otra parte, recalca que la situación había llegado a un punto en el que no podía detener y ni siquiera quería dejar de hacerlo.
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