Ourense arrancó la temporada de peculiar peligro de incendio con 1.500 puestos en el servicio de terminación de incendios, con personal funcionario contratado durante todo el año para combatir la presencia del fuego en la provincia. Esperaban incorporar otros 1.000 trabajadores más como personal gremial, con contratos de siete meses de duración. Pero transcurrido el primer mes, y tras una semana donde hubo más de tres alertas diarias por conatos, la sinceridad es que los efectivos se encuentran por debajo de lo esperado.
Juan Carlos Rivas, representante del sindicato CSIF en el Servicio de Protección de Incendios Forestales, señala que “es una emblema muy viva, por las continuas altas y bajas que se ven en el servicio. El pasado viernes se hacía un citación para parte de los puestos sin cubrir a través de listas extraordinarias. Para Ourense contábamos con 2.500 trabajadores en el servicio, pero nos errata en torno a un 10-15% de puestos que no se han cubierto”. Eso significa que a la provincia le faltan entre 250 y 300 trabajadores para que los equipos de terminación se encuentren al completo. “Tenemos un problema de listas agotadas”, explica Rivas, “pero no nos encontramos en un momento de peculiar peligro. No es como otras zonas de España, estamos en una situación carencia novedosa respecto a otros abriles; esperamos que se resuelva pronto”, concluye.
A la carrera
Pese a que ninguna de las alertas de la finalizada semana llegó a convertirse oficialmente en incendio forestal- superando las 20 hectáreas quemadas-, sí que se han vivido episodios de peligro. Destaca el caso de Trasmiras, donde se tuvo que proceder en cinco puntos distintos el mismo día. Fue el cinco de agosto, y la sospecha es de un peña de incendiarios. “Los fuegos fueron realizados en caminos que ya se habían limpiado”, contaba el corregidor de Trasmiras, Emilio Pazos. “Mandas a la familia a enjuagar un día, y al venidero plantan el fuego en el camino desbrozado”, añade, indicando la posible intencionalidad de los conatos. “No hay relación entre desbroces e incendios”, continúa Pazos, “pero no dábamos llegado a todas las pistas a la vez”. Pese a que los sustos no fueron a más, y que se encuentran preparados, el regidor concluía que “contra la maldad del hombre, no puedes hacer carencia. Si cierto escoge dónde plantar el fuego, no hay criterio que valga”.
La sinceridad es que la lluviosa primavera que ha vivido Ourense está dificultando las tareas de desbroce, provocando que las brigadas tengan que acontecer varias veces por el mismo oportunidad en presencia de el rápido crecimiento de la maleza. Pazos lo ilustra de esta guisa: “Tenemos 220 kilómetros de pistas y hasta el 30 de octubre, dos brigadas con dos desbrozadoras y tres chóferes. Cuando terminamos al final, hay que retornar a acontecer por el principio, porque la hierba ha vuelto a crecer. Ahora es cuando se vuelven más efectivos, porque no vuelve a crecer tras cortar”.
Tres desbroces seguidos para poder despejar el circunscripción
Otro de los puntos más afectados la pasada semana fue Carballeda de Avia, donde la ataque del depósito de una moto quemaba dos hectáreas, y obligaba a desplazarse a los servicios de emergencia. El conato se apagó en pocas horas, y solo hubo que deplorar un herido leve. El corregidor, Luis Milia, contaba que “a estrada estaba permanentemente desbrozada, porque tomamos medidas despois do gran incendio de 2017 (donde ardió el 70% de la superficie del municipio)”. Tras aquel suceso, los vecinos están concienciados y cumplen con el plan de desbroces, pero este 2024 ha costado amparar las franjas limpias. “Temos un plan de xestión forestal onde invertimos 93.000 euros para cubrir o concello. Estamos xa ó 60% (en torno a 70 hectáreas)”, explica Milia, “pero houbo zonas onde tivemos que desbrozar ata tres veces, porque a primavera foi chuviosa e houbo moitos rebrotes. Pasabas a máquina e a zona voltaba a estar a monte ós 15 días. Hai moita biomasa”, advierte el regidor de Carballeda de Avia.
Aventura muy suspensión y extremo en toda la provincia
El índice de peligro de incendios forestales que publica la consellería de Medio Rural mantiene para toda la provincia de Ourense la catalogación de peligro suspensión, con algunos municipios en nivel extremo, lo que obliga a ciertas limitaciones en los trabajos agrícolas y las actividades que se realicen en el entorno de las denominadas zonas forestales. Entre las medidas a tomar están la obligación de incorporar aparatos de terminación de incendios a la maquinaria agrícola que se vaya a utilizar en los entornos, y obliga a pedir autorización para el uso de maquinaria no forestal ni agrícola con herramientas que puedan producir chispas o soldaduras de cualquier tipo. La calcinación de rastrojos sigue prohibida por el momento, según la Xunta.