100 años de Rego reunidos en el Liceo de Ourense para honrar su apellido


Los apellidos son una herencia que tienen todas las familias del mundo y que se va pasando de concepción en concepción. Hay árboles genealógicos más y menos extensos. El de los Rego de Ourense alpargata al menos siete remesas y han querido reunirse a modo de recuentro, aunque algunos familiares ya no puedan estar con ellos. “La idea surge porque por parte de mi otro patronímico llevamos reuniéndonos desde hace 25 primaveras, pero los Rego no habíamos hecho nunca ninguna reunión”, señala Jacobo Rodríguez Rego. “Entre todos fuimos recopilando los números de teléfono, para reunir al decano número de familia posible”, indica.

“Esto es maravilloso, me habría contrito muchísimo si me llego a terminar en casa”

Ayer, en el día más caluroso en lo que llevamos de verano, el Centro Recreo Ourensano acogió a esta comunidad que disfrutó comiendo, riendo y recordando anécdotas. Hasta 70 familiares pudieron reencontrarse y compartir juntos una trayecto de celebración. La gran mayoría residen asiduamente en la ciudad, sin incautación, a algunos la vida los obligó a mudarse a Almería o Valencia. Los que tenían la opción de venir no han querido perdérselo por carencia del mundo. “Esto es maravilloso, me habría contrito muchísimo si me llego a terminar en casa”, celebra Rosa Rego, que lleva 50 primaveras viviendo en Almería, aunque no se olvida nunca de los suyos. “Mantenemos el contacto prácticamente a diario”, asegura. Con todo, la mayoría tenía específico ilusión por ver a la parte de la comunidad que reside en A Ramallosa, ya que solo una persona los conocía. “Había audición charlar de ellos, pero nunca habíamos coincidido”, dice Jacobo.

Algunos de los más jóvenes de la familia.
Algunos de los más jóvenes de la comunidad.

Así, llegaron a reunirse unas 70 personas. “Cuando hicimos la primera averiguación éramos 120, pero por enfermedades y problemas de última hora no hemos podido cumplir con la guarismo”, explican. Pese a todo, hubo una diferencia de época de unos 100 primaveras, entre el más decano –Adolfo Rego, de 101 años- y el más pollo –Luca Saavedra, de un mes-. “Nunca pensé en demorar a esta época y poder disfrutar con toda esta comunidad que tengo”, dice Adolfo emocionado.

“Mi bisabuelo Eduardo, que murió en 1950, arreglaba huesos y según me han contado al día subsiguiente de su entierro se hubo duelo en Ourense porque al parecer era muy querido en la ciudad”

Durante la reunión pudieron descubrir algunas curiosidades de su comunidad que desconocían. “Mi bisabuelo Eduardo, que murió en 1950, arreglaba huesos y según me han contado al día subsiguiente de su entierro se hubo duelo en Ourense porque al parecer era muy querido en la ciudad”, dice Jacobo ilusionado por acaecer descubierto una parte más de sus historias familiares. “No teníamos referencias de eso”, asegura a la vez que ya piensa en retornar a organizar la reunión del año que viene para poder ver de nuevo a toda su comunidad reunida y seguir descubriendo historias de las personas con las que comparte este patronímico.

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