Me da miedo subir por si me dan un golpe


Prefiere no desvelar su identidad en presencia de el temor de que pueda ocurrirle poco, no solo por la situación por la que está pasando en la contemporaneidad, sino por la que sufrió en 2018, y es que Esther (nombre ficticio), es una mujer víctima de violencia de mercaderías. En ese entonces, vivía con su ahora expareja, quien le propinó una robusto paliza que le provocó una fractura craneal. Pasó siete meses en coma hasta que consiguió despertar, pero lo hizo con graves secuelas, ya que ahora tiene problemas de coordinación y vasculares y depende de una apero de ruedas para poder moverse.

Conveniente a su movilidad estrecha, se vio obligada a dejar su casa y buscarse una que estuviese adaptada porque vivía en un tercer carretera sin elevador. Estuvo seis meses buscando una alternativa hasta que apareció esta, que para ella era “un fenómeno”. Pensó que era una oportunidad “que no podía dejar escapar” porque está cerca de la playa de Las Canteras, el oficio idóneo para pasear con su apero. Pero por ese entonces no sabía la pesadilla que iba a morar, y es que se manejo de un edificio que cuenta con varias viviendas vacacionales en las que “hacen mucho ruido”.

Cuando vio que las molestias eran continuas, habló con su casero, quien le facilitó el teléfono del propietario del carretera que tiene encajado encima. Resultó ser una empresa de vivienda vacacional, cuya respuesta fue clara: le dijeron que no se preocupase, que en pocos días se marchaban. Pero unos se van y otros llegan. Y los ruidos no cesan.

Asegura que no puede adormecerse

Conveniente a su pasado, Esther necesita descansar proporcionadamente, poco que le ha sido inalcanzable conseguir en esta vivienda desde su aparición, por lo que ha intentado remediarlo por su propia cuenta: “He subido en varias ocasiones para decirles que bajen la voz, pero con toda la fiesta que a veces montan, me da miedo subir por si me dan un porrazo. Encima no solo son los gritos a la una de la mañana, asimismo es el movimiento de muebles que hacen constantemente. Yo supongo que es porque tienen que aclarar el sofá para convertirlo en cama. Pero de verdad, es cansino”, asegura Esther. Encima, el sueño interrumpido asimismo provoca que muchas veces se encuentre de mal humor: “No me soporta nadie porque si no alivio, estoy muy irritante”.

“No me soporta nadie porque si no alivio, estoy muy irritante”

Esther asegura que “si lo pones en una romana, ha sido más gafe que positivo”, y es que la situación se agrava con sus deyección, pero no tiene otra opción. Ella ha intentado apañarse otro oficio en el que morar, pero no todas las casas están adaptadas y, encima, asegura que no puede abonar más de los cerca de 700 euros que se gasta actualmente en recibos de locación, agua y luz.

Canarias cuenta con 46.784 viviendas turísticas

Según los últimos datos publicados por el Instituto Franquista de Estadística, el archipiélago ha registrado, solo en los seis primeros meses de este año, cerca de 2.500 viviendas más respecto a todo el año 2023, en el que constaron un total de 44.376. Los tres municipios canarios con más alojamientos de esta tipología son Yaiza (Lanzarote), La Oliva (Fuerteventura) y Adeje (Tenerife), que acumulan el 22%, el 21,5% y el 13,3%, respectivamente.

El pasado mes de abril, el Gobierno de Canarias hizo notorio el Bosquejo de Ley de colocación sostenible del uso turístico de viviendas, que se demora que se apruebe durante este año, y mediante el que se obliga a que las viviendas residenciales que se quieran usar para este negocio tengan una caducidad mínima de diez abriles, un insignificante 39 metros cuadrados enseres de superficie y un mayor de ocho plazas. Igualmente, establece unas reservas en las próximas edificaciones para uso exclusivamente residencial del 80% en las islas de La Gomera, La Palma y El Hierro, y del 90% en el resto del archipiélago.

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Imagen de archivo de la heladería Peña Vieja

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