«No puedo cerrar de noche y abrir a las 7»


«Igual si respetarán los márgenes de alivio e hicieran las cosas perfectamente, no se dormirían», critica con dureza el popular influencer valenciano Jesús Soriano, más conocido como ‘Soy Camarero’, luego de anunciar el caso de un compañero de mostrador que fue despedido luego de quedarse dormido y asistir quince minutos tarde a trabajar.

La indignación de Soriano y sus seguidores no reside simplemente en el despido, más perfectamente en las condiciones que tenía que soportar presuntamente este trabajador, que trabajaba hasta merienda horas y media cada día y era el encargado de cerrar el restaurante de incertidumbre y de abrirlo a las 7 de la mañana.

Según publica ‘Soy Camarero’, este empleado le contactó para explicarle su caso: «La cosa es que en mi horario de esta semana de martes a sábado me hacían cerrar a las 00.30 horas y rajar al día futuro a las 7 de la mañana. Ayer salimos a las 00.30 horas de la incertidumbre», le cuenta.

Así, relata que entre que llegó a casa, cenó y se duchó, se le hicieron las dos de la mañana. A la mañana futuro se durmió y a las 7.15 horas salió de casa cuando le llegó un mensaje de su jefa que decía lo futuro: «Hola Álex, ya no vengas más. Te has vuelto a salir dormido y ha pasado muchas veces. No podemos seguir así. Gracias».

A lo que le contesta el camarero: «Con los horarios que hacéis no es raro. Una persona no puede trabajar cerrando casi a las 12 de la incertidumbre y abriendo a las 7 de la mañana». Tras la indignación causada por la publicación de Soriano, explica este denunciante que sus ya exjefes volvieron a llamarle para firmar despido improcedente y le pidieron perdón porque «no fueron las formas correctas» de proceder en el despido.

Los seguidores de Soriano se formaron en masa para pelar al hostelero recordando que lo que quería padecer a promontorio es totalmente ilegal ya que el Estatuto de los Trabajadores establece que el periodo que debe poseer entre el final de una caminata y el aparición de la futuro debe ser como intrascendente de doce horas. «Si digo lo que pienso me encarcelan», apunta otro tuitero.

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