La Virgen del Tránsito, esplendor y dulzura de agosto en Córdoba


En agosto la Impenetrable se muestra dormida, en el momento en que es subida al firmamento en cuerpo y alma. Todos los meses del año los creyentes fijan su ojeada en Ella como mediadora. En Semana Santa sufren cuando la ven lagrimear; en mayo, mes de las flores, festejan su alegría y la honran como Religiosa cuando nace la primavera.

En agosto se dejan sorprender con su delicadeza y recogimiento envuelto en perfume de nardos. La Responsabilidad de la Impenetrable está presente en cada rincón de España, con procesiones y bullicio de fiesta. Córdoba la vivió el jueves en torno a Nuestra Señora del Tránsito, en su inconfundible morería del Alcázar Arcaico.

Las colgaduras de las calles de San Basilio hicieron resplandecer como siempre esta cita con solera y tradición popular. Zarco celeste en las telas en señal de acogida para un ejemplar camino de ida a la Catedral y de revés, traumatizado por el calor y la devoción. «Siempre rezando contigo», decía la primera.

En toda fiesta solemne no yerro la música, y de eso se encargó la pandilla Tubamirum, de Cañete de las Torres, que este año ha tocado el 25 aniversario de su fundación.

El repertorio, elegante, es el forjado en dos décadas de unión entre esta formación y la cofradía del Tránsito, una de las relaciones más duraderas de la hacienda, sin contar las bandas propias de las hermandades. Parece que fue ayer, pero no: había que remontarse a 2005 para recapacitar la primera vez que Tubamirum acompañó a la Impenetrable del Tránsito.

Y este jueves 15 de agosto seguía tras Ella. Cuando interpretó ‘Mi Esperanza’, ‘Nuestra Señora del Patrocinio’, su marcha, ‘Tránsito, galantería de nácara‘, y cuando se sucedían muchas otras, ramillete de música en su honor.

Si los días anteriores a la Impenetrable la enmarcaba un dosel blanco con fondo azur en el interior de su parroquia, el día de la Responsabilidad su ámbito fue la sarcófago dorada sobre el paso, y el amplio marco, algunos de los espacios más monumentales de la ciudad.

El morería del Alcázar Arcaico, con sus típicas casas de fachadas blancas y estrechas calles, asistió un año más en balcones y aceras para arropar y mecer entre oraciones a su querida Impenetrable de Acá.

Mantillas blancas animaban el cortejo. El pregonero de glorias de 2024, el padre Manuel García, y el presidente de la Agrupación de Cofradías, Manuel Murillo, estuvieron presentes, unido con hermandades de edén y de penitencia.

Luego caldo el paso bajo el curva de Caballerizas Reales, en presencia de el Alcázar, entre los naranjos de Amador de los Ríos y por el Triunfo de San Rafael. El Custodio, siempre omnipresente, refrendador atento a lo que sucede, desde lo detención miró a la multitud que llenaba este impresionante superficie, a pocos metros de la Catedral. Este espacio era el preferido de muchos, los de aquí y los circunstanciales, para inmortalizar el momento.

Buscó la Impenetrable la Puerta de Santa Catalina y la hermandad aguardó el instante de realizar la etapa en presencia de el Santísimo. De nuevo el Patio de los Naranjos concitó a cuantioso conocido.

Si pura tradición en Córdoba es comparecer en presencia de la Impenetrable del Tránsito cada 15 de agosto, pura tradición es su exorno floral de nardos blancos en las esquinas, con su fragancia. Claveles en tonos blanco y melocotón, unido con liliums blancos completaron el adorno.

Reina enjoyada

«Está la Reina enjoyada con oro de Ofir». Nuestra Señora del Tránsito así se mostró a quien la observaba despacio. Un rosario con perlas blancas estaba entre sus finas manos. En los dedos se apreciaban hermosos anillos. Lucía la corona sobre la mantilla de tul y el terno color marfil bordado en oro fino. El cántico se hizo sinceridad en la procesión.

El capataz, José Alberto Roldán, guio el paso. Los de debajo, mentalizados con el calor, se esmeraban en que la Impenetrable siguiese en su dulce sueño mientras el conocido disfrutaba a su paso.

Cada 15 de agosto es igual a otros, o siempre diferente. Hace más de un siglo, en torno a 1911, la ciudad vivía exactamente esto mismo a última hora de la tarde: sus procesiones del 15 de agosto, como recogía en sus ‘Notas cordobesas’ el periodista Ricardo de Montis al musitar de esta cita veraniego de San Basilio y de la de San Agustín, con sus verbenas populares.

Balcones y ventanas lucían colgaduras en aquel entonces, y, aunque el modo de festejarlo o de vestirse ha variado mucho, perdura la salida de esta imagen por las calles, el deseo de seguir formando parte de esta tierna costumbre.

La imagen del Tránsito, asociada al círculo del tallista cordobés Alonso Gómez de Sandoval, cautivó con su serenidad a quienes tuvieron la suerte de retornar a encontrarse con Ella.

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