Fue el peor día de mi vida. Gracias a Dios nos encontramos con la Guardia Civil



Son las cinco de la tarde, las calles de la ciudad están vacías porque los ciudadanos disfrutan de un día festivo, el 15 de agosto, mientras Yénifer Gutiérrez se monta en su turismo y se encamina al Complexo Hospitalario de Ourense. Ya había estado toda la mañana y ahora regresa para agregar a Víctor José, su bebé de solo 13 días que se debatió entre la vida y la asesinato la tenebrosidad del martes al miércoles, tras quedarse sin respiración. 

“Está muy correctamente, todavía continúan haciéndole examen y por ahora los que le han hecho han surgido conveniente correctamente”, cuenta Yénifer. Esta no es la primera vez que su hijo sufre esta situación desde que llegó al mundo el pasado 2 de agosto por cesárea, 15 días ayer de lo que estaba previsto. Ese mismo día, cuando su religiosa le estaba dando la toma de caucho, se ahogó y tuvieron que ir asimismo al hospital. 

A raíz de estos percances, los sanitarios del CHUO le enseñaron ayer qué hacer en estos casos. “Me enseñaron por si se vuelve a poner así a hacerle las pulsaciones en el pecho o ponerle boca debajo y me explicaron que es muy importante para ayudar no solo a mi propio hijo, sino asimismo a otra persona que se pueda encontrar en la misma situación por la que yo pasé”. 

El conocimiento de maniobras de primeros auxilios puede suponer en una situación de emergencia la diferencia entre rescatar una vida o que la persona se muera “No me costó mucho aprenderlas, con un peluche son sencillas, pero no sé si a la hora de estar nerviosa serán tan fáciles de practicar”, señala Yénifer. 

Momento crítico

La tenebrosidad del martes al miércoles, Yénifer vivió “el peor día de toda mi vida”. Su bebé había terminado la toma de caucho y su religiosa lo había acostado y, tras media hora, empezó a hacer intención de devolver y seguidamente comenzó a devolver por la trompa. “Lo cogí, lo puse boca debajo y le empecé a dar toquecitos por la espalda, pero no reaccionaba y se puso morado de todo”, relata. 

Yénifer se montó en el coche adyacente a su bebé, su religiosa, su tía y el padre del beocio, poniendo rumbo al CHUO, pero a medio de camino, su hijo había perdido la conciencia, estaba inerte y sin constantes vitales. “Gracias a Todopoderoso encontramos la Pelotón Civil más delante y decidimos detener porque ellos saben cómo desempeñarse en estos casos”, recuerda. 

“El agente empezó a hacerle las pulsaciones al chiquillo y posteriormente de un minuto el chiquillo comenzó a respirar, en ese momento respiramos todos asimismo”, añade. Tras conseguir reanimarlo, los guardias civiles llevaron en su coche a los padres y al bebé hasta el hospital, donde todavía está en observación, pero se encuentra “muy correctamente”, según explica Yénifer. 

“Mi tía quedó un poco mal, en el hospital le dijeron que estaba correctamente, pero no lo había conocido y le tuvieron que dejar entrar para ver que seguía vivo, ya que ella seguía diciendo que estaba muerto”, relata.

Tras esos duros momentos, a Yénifer se le han pasado “un poco” los nerviosismo. “Ahora observo que el chiquillo no respira igual que ayer, entonces hasta que no lo vea común…”, confiesa. Eso sí, se siente eternamente agradecida con los guardias civiles que la ayudaron, José Antonio Carnero y José Isaac Lamela. “Gracias a Todopoderoso que los puso en nuestro camino y por ellos está mi hijo vivo”, manifiesta.

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