Robert Lee Yates, el piloto militar ejemplar y sus ‘campos de la muerte’


Christine entró en la comisaría muy nerviosa, todavía consciente y con el cabellera rubio con rastros de muerte. La mujer explicó a los agentes que, tras alcanzar a tener sexo vocal con un cliente nuevo en la parte trasera de su camioneta, el individuo se había puesto violento y había tratado de matarla disparándole en la capital sin éxito.

Sin confiscación, cuando uno de los agentes la exploró, descubrió fragmentos de bala en su pelo: la bala solo le había rozado la cara. Tras describir pormenorizadamente al asaltante e interponer la pertinente denuncia, Christine regresó a las calles sin memorizar que, con el tiempo, se convertiría en la única superviviente de un peligroso desfavorable en serie. Hablamos del temido The Grocery Bag Killer.

Un tipo corriente

Robert Lee Yates Jr. nació el 27 de mayo de 1952 en Oak Harbor (Washington), en el seno de una tribu de clase media y creyente. Sus padres, Anna Mae y Robert Lee, eran miembros de la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día, cuyos fieles tienen la convicción de la inminente segunda venida de Redentor y compartir sus creencias con los demás. De ahí que criaran a su hijo en esa medio devota y mística.

Aun así, en la vida del pequeño Bobby, como lo llamaban cariñosamente los suyos, hubo dos momentos claves. El primero, memorizar que su abuela materna había asesinado con un hachuela a su viejo. Y el segundo, sufrir reiterados abusos sexuales por parte de otro irreflexivo y vecino longevo que él a la antigüedad de seis abriles. Ambas circunstancias le marcarían para siempre.

Robert 'Bobby' Lee Yates, de niño

Robert ‘Bobby’ Lee Yates, de irreflexivo

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Pasada la adolescencia y presentación la adolescencia, Bobby inició sus estudios universitarios en el Walla Walla College, donde conoció a su primera mujer Shirley Nylander y con la que contrajo casorio en agosto de 1972. Sin confiscación, año y medio más tarde llegó el divorcio y incluso el salida de su primer hijo. Eso sí, fruto de una relación extramatrimonial con la que sería su segunda esposa.

Por consiguiente, en marzo de 1974, Bobby se divorció de Shirley, fue padre de su primer hijo y, en julio, se casó con Linda Brewer. Con ella tuvo un total de cinco hijos, un irreflexivo y cuatro niñas. En esta época, nuestro protagonista incluso dejó la universidad y comenzó a trabajar como funcionario de la Penitenciaría del Estado de Washington. Esta aniversario coincide con el inicio de la carrera criminal de Bobby. Estamos en 1975.

Robert Lee Yates junto a su segunda mujer Linda y sus hijas

Robert Lee Yates anejo a su segunda mujer Linda y sus hijas

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El monstruo condecorado

El 13 de julio Susan Patricia Savage (22) y Patrick Allen Oliver (21) disfrutaban de un atún día de picnic y baño en Mill Creek, una especie de carencia a vigésimo kilómetros de Walla Walla, cuando Bobby los disparó en la capital varias veces. No dijo ausencia, simplemente apretó el percutor y se marchó abandonando los cuerpos inertes para que los encontraran al día próximo.

Poco luego de su primer doble homicidio, Bobby dejó el empleo de la calabozo y trabajó como conserje en un hospital y hasta como acomodador de teatro. Mientras las autoridades buscaban al responsable, el criminal mantuvo un perfil bajo y pasó desapercibido. Tanto es así que, en octubre de 1977, Bobby decidió alistarse en el ejército de los Estados Unidos como piloto de avión y helicóptero.

Robert Lee Yates vestido de militar

Robert Lee Yates vestido de marcial

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Durante las siguientes dos décadas, su vida estuvo en múltiples destinos de Estados Unidos, Alemania, Somalia y Haití, y gracias a su valía obtuvo varias condecoraciones y medallas de servicio. 

Pero detrás de aquella exterior de hombre corriente, ejemplar, disciplinado y bueno, se escondía un monstruo que salía a cazar cuando anochecía. Ya no buscaba universitarios en parajes recónditos, ahora acechaba a mujeres más vulnerables: prostitutas con problemas de anexión al licor y a las drogas, a quienes podía engañar fácilmente.


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Su modus operandi siempre era el mismo: se subía a borde de su coche o camioneta de turno -tuvo una Ford negra, un Corvette blanco, e incluso, un Honda Civic plateado- y merodeaba por las zonas donde esperaban las trabajadoras sexuales. Entonces, les ofrecía caudal por sostener relaciones sexuales, por otra parte de consumir drogas con ellas.

Algunas de las víctimas de Robert Lee Yates

Algunas de las víctimas de Robert Lee Yates

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Terminado el sexo, Bobby las noqueaba con un robusto desdicha en el rostro hasta dejarlas inconscientes, les cubría la capital con bolsas de supermercado y les disparaba a bocajarro en la capital con su pistola calibre 25. Aquella era su “firma” y por la que lo bautizaron como The Grocery Bag Killer (El desfavorable de la bolsa de la transacción), ya que este detalle representaba la motivación del crimen, el por qué, y resultaba absolutamente necesario para concluir el lúgubre ritual.

Por postrero, Bobby arrojaba los cuerpos en lugares remotos y vertederos, descritos en muchos casos como auténticos “campos de la asesinato”. Solo una vez se atrevió a echar tierra un restos en el patio de su casa sin que nadie, ni su propia tribu, sospechó ausencia nunca.

Robert Lee Yates en un día de excusión junto a su hijo

Robert Lee Yates en un día de excusión anejo a su hijo

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Trece abriles luego de su primer doble crimen, Bobby volvió a matar. Era el 28 de diciembre de 1988 cuando disparó en la capital a Stacy Elizabeth Hawn (23 abriles) tras contratar sus servicios como meretriz. Los siguientes ocho abriles, el desfavorable en serie permaneció nuevamente inactivo. Ese período de refrigeramiento emocional concluyó cuando dejó el servicio activo como marcial y pasó a formar parte de la Guripa Franquista como piloto de helicópteros. Era abril de 1996.

A los dos meses, el monstruo despertó y volvió a las andadas. El próximo año, desde junio de 1996 hasta julio de 1997, Bobby mató a 11 mujeres más con el mismo procedimiento y, cada vez, con menos plazo de tiempo entre un crimen y otro.

La policía encuentra el cadáver de una de las víctimas de Robert Lee Yates

La policía encuentra el restos de una de las víctimas de Robert Lee Yates

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La última víctima de The Grocery Bag Killer fue Connie Lynn Ellis-LaFontaine, de 24 abriles, asesinada de un tiro en la capital el 13 de octubre de 1998, y cuyo cuerpo fue descubierto con tres bolsas de plástico cubriendo su rostro. 

Dos meses antiguamente, la única superviviente de esta historia, Christine Smith, logró salir con vida, denunciar los hechos y poner sobre la mesa una pista fundamental: una furgoneta Ford de color enojado de los abriles 70 con una franja extranjero amarilla o naranja y un interior revestido de madera con asientos tipo butaca y una cama elevada.


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En noviembre, la policía detuvo a Bobby cuando recogía a una gato en otro de sus vehículos, un Honda Civic plateado. Horas más tarde fue puesto en autonomía tras una explicación rocambolesca -dijo que la mujer era esposa de su jefe-, pero sus datos quedaron registrados en la colchoneta policial.

Coches y ADN

Los esfuerzos de los investigadores por encontrar al autor de esta docena de muertes dieron resultado gracias al evidencia de los testigos. En este caso, sobre el crimen de Jennifer Ann Joseph, de 16 abriles, asesinada en agosto de 1997.

Varias declaraciones recogen cómo la muchacho subió a un transporte Corvette de color blanco, así que se recopilaron los datos de los propietarios de este tipo de transporte en el este de Washington y se cotejaron con la índice de detenidos en zonas de prostitutas. Aquí hubo una coincidencia: el referencia de nuestro protagonista está datado de septiembre de 1997, un mes luego de matar a Jennifer, donde Bobby conducía un Corvette blanco.

Jennifer Ann Joseph, asesinada por Robert Lee Yates en 1977

Jennifer Ann Joseph, asesinada por Robert Lee Yates en 1977

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Otro atestado policial, fechado en noviembre de 1998, incluso señaló a Bobby como el conductor de una Honda Civic plateado mientras recogía a una trabajadora sexual. Y, meses más tarde, una patrulla le dio el parada por exceso de velocidad en un lado próximo a donde se halló el cuerpo de Jennifer Ann Joseph. Las piezas del puzle comenzaban a encajar y Bobby pasó a ser el principal sospechoso.

El 15 de septiembre de 1999, los detectives llamaron a resolver al desfavorable en serie. Bobby se mostró muy nervioso, incongruente en sus explicaciones, pecó de mentir al dar supuestas coartadas, y, por otra parte, se negó a dar una muestra de ADN. Sin confiscación, la policía necesitaba tiempo y más pistas para pillarlo.

La policía desentierra un cadáver en el patio de la casa de Robert Lee Yates

La policía desentierra un restos en el patio de la casa de Robert Lee Yates

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A principios de 2000, el togado autorizó el registro del coche Corvette blanco vendido abriles antiguamente y, tras la recogida de fibras, el laboratorio de criminalística confirmó una coincidencia con las recuperadas en la secuencia del crimen de Jennifer Joseph. En abril, una búsqueda más exhaustiva permitió encontrar muerte sequía en el asiento, el suelo y la hebilla del cinturón de seguridad del pasajero, y incluso en el cinturón del conductor. La prueba de ADN confirmó que pertenecía a la víctima.

Acuerdo con Fiscalía

A las 6:30h de la mañana del 18 de abril, la policía procedió al arresto del desfavorable en serie cuando se dirigía al trabajo. Se le acusó del homicidio en primer fracción de Jennifer Joseph. Días más tarde, las pruebas lo vincularon con otros 12 crímenes más, uno de ellos tras recuperar el restos enterrado en el patio de su casa.

Finalmente, Bobby fue perceptible de 13 cargos de homicidio en primer fracción y un cargo de intento de homicidio en primer fracción. El causa se celebró en octubre de ese mismo año en el Tribunal Superior del Condado de Spokane y el perceptible confesó los hechos previo acuerdo con la Fiscalía para evitar la pena de asesinato. El togado lo sentenció a 408 abriles de prisión.

Robert Lee Yates, durante el juicio

Robert Lee Yates, durante el causa

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En octubre de 2002, Bobby recibió una segunda condena por los asesinatos de Melina Mercer y Connie Ellis y fue sentenciado a la pena haber mediante inyección mortífero. Aunque, en 2018, la Corte Suprema del Estado de Washington conmutó la pena por dependencia perpetua sin posibilidad de autonomía condicional y, desde entonces, continúa encarcelado en la penitenciaría estatal de Washington.

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