Andalucía está muy presente en las producciones de Netflix. A su condición de ‘plató’ en ficciones como ‘The Crown’, ‘La chica de cocaína’ o ‘si lo hubiera sabido’ se une la fresco iniciativa de convertir a la región en cantera de profesionales de las funciones más específicas del audiovisual. La plataforma, en coordinación con FAD Lozanía, y con el apoyo de la Congregación, impartió hace algunas semanas un curso en Sevilla sobre Electricidad y Maquinismo pionero prácticamente en todo el país, fuera de una experiencia previa en la haber además desarrollada por Netflix.
Un total de trece jóvenes fueron los elegidos. La ordenamiento se dirigió a cinco institutos sevillanos que ofertan el Fracción Superior de Sistemas Electrotécnicos y Automatizados en exploración de candidatos idóneos para esta formación que no se puede encontrar como tal en ningún centro, ya sea notorio o privado.
«He tenido que preparar el contenido desde mi propio conocimiento y experiencia en gobierno de la iluminación, listados de material y localizaciones técnicas, pues no había preceptor alguna para instrumentar el curso», explica Paco Pascual, ‘gaffer’ jiennense que ha sido el responsable de seis de las ocho materias que componían el software de 38 horas.
Para los profanos, el maquinismo se podría constreñir como la destreza de «poner la cámara allí donde la requiera el director». Ya sea con movimientos de avance tipo ‘travelling’ o subiéndola en prestigio. Desde luego implica controlar tanto la luz como la cámara y la electricidad.
El software del curso se sustentaba en contenidos teóricos y prácticos muy especializados
«Eso se toca al estudiar Dirección de Fotografía, pero no es una formación específica en maquinismo. Nadie te enseña cómo se carga un camión o cómo se hace un stand-by de material», concluye el freelance.
La cojín ‘eléctrica’
Los primeros que recibieron estas nociones aclaratorias fueron los propios alumnos, que llegaban al curso ajenos en su mayoría al sector audiovisual. Primaba su conocimiento de la electricidad per sé.
«En mi límite no se da mucho, por no afirmar ausencia, relacionado con lo aprendido con Netflix hexaedro que un eléctrico en el mundo audiovisual es un técnico de iluminación», explica Raúl Álvarez Ordóñez, estudiante de 23 primaveras del IES Albert Einstein, acerca de la parte creativa que además ha calado durante estas sesiones celebradas cada sábado. «Había una ilusión importante pues yo soy consumidor de Netflix y de repente me he manido tratando con algunos de sus profesionales», explica.
Por su parte, Pablo González Cuevas, compañero de Raúl en el instituto de Pino Montano, ha sido otro de los inscritos en ‘Formando equipo: trabaja en el audiovisual’, nombre oficial de la iniciativa. Para este damisela de 20 primaveras ha sido «una gran experiencia» pues le ha permitido educarse «una cantidad de cosas increíbles detrás de los rodajes que uno no imagina hasta que no las vive».
En ese sentido, recuerda con singular interés la turista a las instalaciones del Hub de Netflix en el municipio madrileño de Tres Cantos —además han asistido al rodaje en Frigiliana de la serie ‘Dos tumbas’, y han conocido de cerca el funcionamiento de casas de arriendo de equipos como La Muerte y Moviesur—.
Pablo y Raúl, a la izquierda, en el Hub de Netflix en Madrid unido a otros compañeros
Asimismo, el sevillano da un plus de valía al curso pues «para iniciarse lo mejor es tener contacto con técnicos que estén ya trabajando».
Continuidad y cantera
La formación no nace con simple carácter curricular, sino que pretende servir de cantera para un sector que demanda profesionales muy concretos. Así, dos de la amplia decena de alumnos entrarán en un software de prácticas en Netflix. Serán aquellos que hayan demostrado una posición más proactiva y, sobre todo, estar más preparados para escrutar en la profesión.
De hecho, la idea es que estos cursos se vayan extendiendo temporada a temporada a otras provincias andaluzas, tal y como aseguran desde la Consejería de Avance Educativo y Formación Profesional de la Congregación.
La entonces titular, Patricia del Pozo, que estuvo presente en la entrega final de diplomas, se refirió al curso como «una oportunidad que no podemos desaprovechar» en la región, que tiene «una industria muy potente, con 1.500 producciones audiovisuales cada año».