Bolaños no quiso responder al PP qué medidas tomaría el Ejecutivo si volvía Puigdemont


El esperpéntico regreso y, de nuevo, huida de España de Carles Puigdemont hace diez días ha sembrado un reguero de dudas sobre la autos del Estado frente al retorno con preaviso del prófugo a Barcelona. El expresidente de la Generalitat regresó a su Cataluña oriundo el 8 de agosto y, con una orden de detención dictada por el Tribunal Supremo que aún pesa sobre él, fue capaz de caminar por las calles de la Ciudad Condal y pronunciar un discurso frente a miles de sus adeptos en el Curvatura del Triunfo, para luego desaparecer y darse a la fuga dejando en evidencia al dispositivo desplegado por los Mossos d’Esquadra.

La presunta implicación de al menos tres miembros del cuerpo policial autonómico ha despertado desde entonces las sospechas de inacción e incluso colaboración en la huida del prófugo, lo cual en última instancia no deja de espolvorear al Gobierno central, sobre todo luego de que el magistrado que instruye la causa del procés en el Tribunal Supremo, Pablo Llarena, pidiera explicaciones sobre el dispositivo fallido tanto a los Mossos d’Esquadra como al Tarea del Interior.

El pasado mes de abril, la portavoz adjunta del PP en el Congreso Cayetana Alvarez de Toledo preguntó al ministro de Presidencia y Conciencia, Félix Bolaños, cuál sería la autos del Ejecutante en caso de que Puigdemont regresara a España, poco con lo que el expresidente llevaba tiempo amenazando.

Tal y como recoge el Diario de Sesiones de la Cámara Desvaloración del 24 de abril, la pregunta formulada por Álvarez de Toledo fue: «¿Qué hará el Gobierno cuando el prófugo con voluntad de reincidir, Carles Puigdemont, regrese a España?». Una cuestión que el ministro eludió en su réplica.

Bolaños aseguró entonces que le resultaba «cotilla» que el PP al que «se le fugaron independentistas a ‘cascoporro’ durante el procés» le preocupara tanto que estos regresaran a Cataluña, en un momento encima en el que, según el ministro, esta comunidad estaba en medio de un proceso de «normalización».

Junto a recapacitar el contexto en el que se realizó esta pregunta en el Congreso de los Diputados. El contenido de la ley de Condonación ya se conocía y el Gobierno buscaba apuntalar su parecer de la ‘política del perdón’ de cara a las elecciones catalanas que se celebraron pocos días luego, el 12 de mayo. «A ustedes no les preocupa ni Cataluña ni el señor Puigdemont ni la condonación, les preocupa que el Gobierno socialista es capaz de unir a los catalanes», aseveró el titular de Conciencia.

No obstante, con la ley de Condonación ya articulada la pregunta que se hacían los populares era cómo iba a regresar Puigdemont a España cuando ya fantaseaba con un triunfal regreso en calidad de amnistiado y restituido como presidente de la Generalitat, ya que el sentenciador Llarena mantenía y mantiene la orden de detención porque considera que la condonación no junto a en su delito de malversación, lo cual implica que el expresidente debería deber sido detenido en el momento en el que regresó a España, tras siete primaveras escapando de la Conciencia franquista, poco que finalmente no sucedió.

Instalado en el silencio

El Gobierno continúa instalado en un silencio generalizado entre sus filas, ya que el día de los hechos solo salieron a la palestra para felicitar al socialista Salvador Illa por ser investido presidente de la Generalitat de Cataluña, entre ellos el presidente del Gobierno y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

Todo ello no deja de ser un silencio que ya en abril se imponía entre los socialistas, pues a pesar de las preguntas sobre el hipotético regreso de Puigdemont, el ministro calló y no dio respuesta. «Si Puigdemont vuelve a pisar condado castellano y el sentenciador Llarena ordena su detención, ¿usted qué va a hacer? ¿A quién va a respaldar? ¿Al sentenciador o al detenido?», espetó Álvarez de Toledo a Bolaños en abril. Este finalmente optó por no esclarecer cuál sería la posición del Ejecutante frente a el regreso de su socio de investidura, el prófugo Puigdemont.

«Tienen ustedes fijación por el señor Puigdemont. Yo creo que no es preocupación, es nostalgia (…) El 12 de mayo habrá un referéndum en Cataluña y los catalanes tendrán que atreverse entre pasado, conflicto y enfrentamiento o futuro», concluyó Bolaños instalado en abril en el discurso preelectoral de cara a esos comicios catalanes del 12-M con sus palabras de apoyo a Salvador Illa.

El propio ministro de Conciencia ha sido incluso el único miembro del Ejecutante que ha roto el silencio en torno a la fallida operación calabozo, que pusieron en marcha los Mossos para detener a Puigdemont, en unas declaraciones que tan sólo han servido para eximir al Gobierno de cualquier responsabilidad con respecto a lo sucedido en la Ciudad Condal la semana pasada.

Mientras el sentenciador Llarena señala al Tarea del Interior, los socialistas se escudan tras las palabras de Bolaños, que a pesar de conocer durante meses la intención del prófugo de regresar a España, escurrió el bulto y apuntó a la Policía catalana como única culpable, ya que «aplicar la orden de detención sobre el señor Puigdemont corría a cargo de los Mossos», explicó el ministro.

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