Y al final, la capilla de Nocelo se acabó quedando pequeña


Todavía faltaba un poco para que diese inicio la ceremonia, pero allí ya no cabía nadie. Una veintena de vecinos se quedó a las puertas de la capilla y optó por escuchar el sermón desde el foráneo.

El espacio cerca de de la ermita lucía en valentísimo estado de revista, como de estreno. Nadie podría favor adivinado que aquella no era una ceremonia más en un lado como cualquier otro.

El interior de la ermita estuvo a rebosar durante la misa (foto: C.L.M.)
El interior de la ermita estuvo a redundar durante la ceremonia (foto: C.L.M.)

Lo cierto es que el pueblo de Nocelo no vivía un día así en muchísimo tiempo. Hoy ya solo cuenta con cinco habitantes, y hacía más de una división que aquella preciosa ermita de piedra no albergaba una eucaristía.

Los mayores del lado fueron sin duda quienes más se emocionaron ayer, en exclusivo cuando concluyó el oficio y la campana de la capilla volvió a repicar tras tantos abriles inservible. Su sonido se entremezcló con el de las gaitas, que se encargaron de poner una nota más de exultación y esperanza al día.

Tras la eucarística, Nocelo vivió una fiesta con comida y gaiteiros.
Tras la eucarística, Nocelo vivió una fiesta con comida y gaiteiros.

Para entonces la fiesta ya se había trasladado al campo adyacente, donde todos los vecinos compartieron un aperitivo y celebraron aquello que los unía. Porque ayer Nocelo no solo recuperó una capilla, sino asimismo su pueblo.

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