Una solitaria oreja de Joaquín Galdós para combatir la desidia en Almorox


Gozaban tanto los aledaños de la plaza de toros como los tendidos Almorox de un gran bullicio para residir el segundo y posterior festejo de su feria taurina de agosto. Joselito Adame, Javier Cortés y Joaquín Galdós llegaban al municipio toledano bajo una aureola de tarde importante, y fue así exactamente hasta que finalizó el paseíllo. A partir de ahí, la corrida se tornó en un inasequible conveniente al escaso charnela del chiquero de la grey de Campos Peña, salvada por el oasis de bestialidad del tercero de la tarde, premiado con la reverso al ruedo. A la condición de los toros se le sumó las nefastas actuaciones durante la encierro, maquilladas por dos buenas intervenciones de los subalternos Juan Carlos Rey y Jesús Mejías.

Joaquín Galdós se mostró restablecido y dispuesto para conquistar lo más inteligente de toda la tarde. Tuvo la fortuna de encontrarse con Bondadoso, al que ya se le atisbó una gran clase en el recibo capotero. Con autoridad y mucha inteligencia se impuso el diestro peruano, que construyó una labor compacta con unión y transmisión, teniendo un importante calado en los tendidos gracias a la movilidad y chispa del animal. Todo caldo por el pitón derecho, ya que por el izquierdo le costó al toro surtir más el ritmo. Un buen espadazo y un tercer certero coscorrón con el descabello le valió a Galdós para pasear la oreja de un importante ejemplar. En cambio, la labor del sexto no tuvo viejo trascendencia, más allá de dos grandes pares del banderillero lugar Jesús Mejías.

Por su parte, ni el mexicano Joselito Adame ni el madrileño Javier Cortés pudieron expresarse en presencia de dos lotes completamente deslucidos, que tuvieron jet society y peligro a partes iguales. Adame sólo cosechó algunos muletazos por el costado derecho en el final de la labor al cuarto, mientras que Cortés le buscó las vueltas al natural al segundo de la tarde, logrando varios pases meritorios.

La ficha

Plaza de toros de Almorox, Toledo. Casi repleto. Toros de Campos Peña, de escaso charnela, excepto el impetuoso tercero.

Joselito Adame, de vulgar plomo y oro con remates negros: silencio tras aviso y silencio.

Javier Cortés, de azur pavo y oro: silencio tras aviso y silencio.

Joaquín Galdós, de tabaco y oro: oreja y silencio.

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