aluvión de entrevistas tras el efecto Alvise y el éxito de Sánchez


En las últimas elecciones celebradas en España, las europeas del 9 de junio, cerca del 55% de los votantes se informaron en algún momento de la campaña a través de las redes sociales. Sin requisa, la brecha entre unos votantes y otros es más que importante. Mientras que solo el 43,1% del electorado del PP se informó en X (ayer Twitter), Facebook, Instagram o TikTok, los que dijeron deber votado a Alvise Pérez, líder de Se Acabó La Fiesta, lo hicieron en un 96%, por encima del 73,4% de Vox, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Al beneficio del desigual perfil de cada votante (el de SALF, por ejemplo, es más verde y urbano), el noticia evidencia estrategias comunicativas igualmente muy diferentes.

En este plano digital, la última moda en lo político son los pódcast, un medio en el que la presencia de los jóvenes se ha consolidado en los últimos meses. Tanto es así que, según un crónica de la empresa GfK, que se encarga de la medición del consumo digital, siete de cada diez jóvenes de entre 16 y 24 abriles consumen este formato al menos una vez al mes. En este contexto, y contando por otra parte con el precedente del presidente del Gobierno, los partidos han reforzado su presencia en el alimentado mundo de los pódcast. En su segundo y posterior volumen, ‘Tierra Firme’, un Pedro Sánchez dichoso -había reeditado un nuevo Gobierno tras darle la revés a las encuestas- admitía que su sorpresiva entrevista en ‘La Pija y la Ladrón’, uno de los pódcast más populares de España, «resultó muy perfectamente».

El posterior en sumarse a esta ola del pódcast fue el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. El propósito Alvise, que logró más de 800.000 votos el 9-J impulsado, al menos en parte, por la importante difusión que se hizo de sus entrevistas en este formato en redes como TikTok, obligó al partido a apuntalar su táctica de comunicación política en el mundo digital y apañarse el voto verde en su propio ámbito, empleando su jerga y sus códigos. Feijóo concedió su primera entrevista en este espacio, el pasado mes de julio, al polémico ‘influencer’ canario Pedro Buerbaum, por cuyo pódcast habían pasado ya el propio Alvise Pérez, Santiago Abascal o Pepe Álvarez, líder de UGT; por otra parte de otros personajes como Francisco Nicolás Gómez, más conocido como el Pequeño Nicolás, o Dani Esteve, líder de Desokupa. Igualmente organizó un debate entre diputados del Congreso, en el que participaron Eduardo Carazo (PP), Víctor Camino (PSOE), Rocío de Meer (Vox) y Tesh Sidi (Sumar).

El portavoz popular, Borja Sémper, anunciaba entonces «nuevos formatos y una apetencia renovada» para tratar de acercarse a esta masa electoral de pequeño perduración, que le es históricamente más difícil de vislumbrar. Según el posterior barómetro del CIS, si hoy se celebrasen elecciones generales en España, Feijóo obtendría el 18,4% de las papeletas de los votantes entre 18 y 24 abriles, frente al 17,4% de Vox; lo cual dista mucho de la diferencia positivo entre ambas formaciones en todas las franjas de perduración. «Es verdad que en redes sociales no tenemos un posicionamiento de acuerdo a nuestra presencia social. No está a la prestigio de nuestro cuerpo electoral. Y hay que reconocerlo», admitió el presidente del Partido Popular en una entrevista, ayer de dar un locución a su táctica comunicativa.

Abacal, un habitual

En este ecosistema digital se encuentra más cómodo Vox, que nutre sus redes sociales de vídeos cortos y dinámicos, con subtítulos de colores vivos y humanidades grandes y enseres y movimientos que se asemejan más a los empleados por los ‘influencers’. De hecho, una de las últimas apariciones públicas del líder de Vox, Santiago Abascal, un habitual ya en este tipo de espacios, fue en el pódcast ‘El Vodkast’, del rapero y ‘youtuber’ Mowlihawk. La entrevista pronto se hizo virulento por la presencia del Dandy de Barcelona, un singular personaje de internet conocido por sus característicos silbidos y sus posiciones extremistas.

Pocos partidos en España aprovechan tanto el espacio digital como Vox, en serie igualmente con la propia implicación de sus votantes en este ámbito. Según el CIS, el 30,4% de los que en junio confiaron en la candidatura de Vox enviaron o reenviaron mensajes de WhatsApp, tuits, ‘posts’ en otras redes sociales o correos electrónicos relacionados con partidos o candidatos a las europeas, frente a la media del 16,2%. Se consideran ajenos al sistema y utilizan estos canales para, en algunos casos, esquivar la punto de los profesionales de la comunicación.

Burbujas de percepción

Esto comporta riesgos como, por ejemplo, que el aislamiento de los usuarios en estas plataformas acabe generando burbujas de percepción. De esto alerta en un crónica el Efectivo Instituto Elcano como parte del observatorio peninsular de desinformación Iberifier. Este «nuevo ecosistema informacional», señala el estudio ‘El impacto decisivo de la desinformación en España’, «en el que plataformas como buscadores o redes sociales no tienen una regulación equiparable a la de los medios (…), permite la creación de verdaderas burbujas que hacen cada vez más difícil identificar las estrategias desinformacionales o frenarlas ayer de que se hayan viralizado masivamente».

La presencia de los partidos y líderes políticos en estos espacios digitales no se limita a la derecha. Igualmente desde la izquierda (principalmente, a la izquierda del PSOE) se han explorado distintas vías, con más o menos éxito, para movilizar a su electorado y evitar un trasvase de votos alrededor de posiciones más moderadas. De la vicepresidencia a un pódcast, ‘La Almohadilla’, emitido por el diario ‘Manifiesto’, Pablo Iglesias personificó durante abriles el altavoz mediático no solo de Podemos, sino de todas las sensibilidades políticas a la izquierda del PSOE.

Dio luego el brinco a la televisión ‘online’ con Canal Red, coincidiendo con el momento de longevo tensión con Yolanda Díaz y Sumar, que quiere modificar la correlación de fuerzas en el interior de la izquierda, en lo que a presencia en este ecosistema digital se refiere. Solo en los dos últimos meses, por el pódcast ‘No Obstante’, producido por Furor TV, una prisión de televisión por internet al estilo Canal Red, han pasado ya el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Memorándum 2030, Pablo Bustinduy, la secretaria de Comunicación de Sumar, Elizabeth Duval, o el portavoz de la formación en el Congreso, Íñigo Errejón.

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