La cofradía del Huerto de Córdoba, a las puertas de los cincuenta años de su renacimiento


Si hubo oleadas de fundaciones o refundaciones en pocos primaveras seguidos, todavía es corriente que sus aniversarios redondos lleguen juntos. En los primaveras 70 el mundo de las cofradías de la Semana Santa de Córdoba entró en brote y a las hermandades que existían se sumaron muchas nuevas, fueran nacidas de la imaginación de sus promotores o refundadas.

Las primeras fueron el Vía Crucis y Jesús Flagelado, a continuación la Piedad y el Buen Suceso y la próximo la del Huerto, la que ya atisba las bodas de oro de su fundación.

La cofradía que ahora sale el Domingo de Ramos había protagonizado la más nuevo de las disoluciones de hermandades. Su historia era larga y estaba llena de apariciones y reapariciones, pero pocos esperaban que se viniese debajo tras la Semana Santa de 1962.

Aquel año salió, como hacía en aquella época, el Martes Santo con sus tres pasos (la Oración en el Huerto, el entonces llamado Señor de las Penas amarrado a la columna y la Desconocido de los Siete Dolores Gloriosos) y poco a posteriori quedó sin actividad.

La situación terminó hace ahora 50 primaveras. Hubo algún intento precursor, pero el que protagonizaron un agrupación de jóvenes cofrades, liderados por el recordado Manuel Muñoz, fue el definitivo, porque tuvo el apoyo del párroco de San Francisco y San Eulogio, Francisco Gálvez.

Conocían la historia precursor de la hermandad, encontraron parte del patrimonio y decidieron guerrear por recuperar aquella cofradía que había aparecido en la Semana Santa antigua desde la desaparecida parroquia de San Nicolás y San Eulogio de la Ajerquía, y a posteriori, mucho tiempo, en la procesión oficial del Santo Entierro.

Crecimiento

Se consiguió en 1975 y por eso ahora la hermandad prepara los actos de los 50 primaveras de su fundación. En 1976 salió de nuevo el Señor de la Oración en el Huerto, sobre aquel paso de madera oscura que había sido del Amarrado. La hermandad se reconstruyó desde entonces: la antigua Desconocido de los Siete Dolores Gloriosos dio paso a la de la Candelaria, obra de Antonio Rubio, que se sumó pocos primaveras a posteriori, y en 2004 todavía volvió el Amarrado a la columna.

Para entonces, la cofradía ya era una de las activas de la Semana Santa de Córdoba y todavía tenía su imagen letífica en Nuestra Señora del Amparo, realizada por José Antonio Navarro Arteaga aprovechando la mascarilla de la Dolorosa antigua. Cincuenta primaveras a posteriori, han conseguido que parezca que aquellos catorce primaveras no son más que un paréntesis en una historia de siglos.

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