Okupas toman un hotel de lujo abandonado junto a la Albufera de Valencia


Estadio, centro de bienestar, baños de vapor y jacuzzis a la orilla del Mediterráneo y a espaldas de la Albufera de Valencia. El, Sidi Saler, un resort de cinco estrellas con 272 habitaciones repartidas en seis plantas y toda clase de lujos, que cerró sus puertas en 2011 tras más de 35 primaveras de actividad y que hoy, en 2024, lo han tomado los okupas en presencia de el negligencia de los dueños e instituciones y el embrollo moroso para determinar su futuro.

Hace ya 13 primaveras, el patrón Manfred Stier anunció un ERE para despedir a los 80 trabajadores que formaban parte del primer hotel de cinco estrellas de Valencia, visitado en receso durante décadas por grandes personalidades internacionales como Tina Turner, Sting, Bob Dylan, Evento Amstrong o Luis García Berlanga.

Más de una plazo a posteriori, los vecinos denuncian que un conjunto de okupas viven en las instalaciones abandonadas, como se puede apreciar en las fotografías que difunde la Asociación de Vecinos de la Devesa de El Saler. En una de ellas, se puede apreciar a un hombre durmiendo a plena luz del día en la terraza de una de sus habitaciones.

«¿La propiedad privada ya no existe? ¿Y si se ocasiona un incendio?», se preguntan desde la asociación quien confirma el reguero de okupas que entran cada día al faraónico hotel, vigilado por un solo agente de seguridad en su foráneo. «Entran y salen por la parte de antes», señalan.

Del opulencia al negligencia, el confuso hotelero permanece inmerso en una complicada encerrona administrativa que arrancó cuando la Ley de Costas cercioraba que se encontraba en dominio divulgado, por lo que no es posible que pueda ser explotado por propiedades privadas. Durante décadas, recibió una concesión específico y una inmoralidad de actividad por parte del Comunidad de Valencia.

Durante el periplo de Joan Ribó -Compromís- y sus socios del PSPV-PSOE en el Gobierno municipal, sobrevoló la posibilidad de derribarlo y recuperar el espacio natural con dunas cercano a la playa de El Saler. Una decisión a la que se oponen los vecinos y incluso la flagrante alcaldesa de Valencia, María José Catalá, quien la definió como un «revés de asesinato e ideológico» y abogó por mantenerlo en pie y despabilarse soluciones para conservar algún plan compatible con el entorno.

Una de las ideas más extendidas fue la de convertirlo en una residencia para mayores, pero por el momento no es posible ya que la reglamentación municipal no permite modificar la actividad en las instalaciones, por lo que el Consistorio trabaja con los legítimos propietarios una eventual reapertura como hotel «sostenible» y «respetuoso» con la zona.

Mientras tantos, las visitas de la Policía Recinto y Franquista a los aledaños del Sidi Saler son frecuentes. Hace dos meses, detuvieron en el parking a dos jóvenes por traficar con éxtasis y popper, mientras hace un par de semanas encontraron a otros durmiendo en un coche atrapado en la arena tras robar en el confuso hotelero.

Según relatan los vecinos, las plantas más pobladas de okupas son las últimas, donde se encontraban las suites. Mientras, en las zonas comunes la suciedad y el negligencia se hace paso. En la recibo el techo está caído, la piscina la han convertido en un vertedero y en el comedor se apilan las sillas en una de sus puertas para que no puedan entrar a echarles.

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