Un nuevo desafío virulento está poniendo en peligro la vitalidad de cientos de personas. Se manejo de pintarse el aeronave óptico. La muchedumbre utiliza una saeta con tinta para dibujar en el interior del ojo, lo graba y lo sube a sus redes sociales. Cada vez son más las imágenes de este tipo que circulan por Internet. Las personas lo hacen y lo capturan sin advertir de los graves peligros que representa.
La directora del Asociación de Investigación de Visión y Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid, Celia Sánchez, considera este peligroso desafío “más que una tontada”. “Es una desvío, es poco inconcebible”, ha dicho este martes en el software de Espejo Divulgado. Para la experta, “nadie debería tratar de perder la paisaje de una forma tan absurda”. “La imagen que quieren proyectar, les gustará o no, pero ni son sanitarios ni médicos” ni nadie que pueda “inyectar” en el ojo. De ahí lo peligroso de la destreza.
¿En qué consiste este nuevo desafío?
“Lo que hacen es introducir una saeta entre la tela conjuntiva y la tela esclera”, ha explicado la oftalmóloga, añadiendo que esa es una zona “muy irrigada y con muchos capilares”. Allí introducen un pigmento que va a provocar una reacción alérgica. “Ellos mismos advierten de que probablemente durante la primera o las dos primeras semanas el ojo se inflame”, ha expresado la doctora Sánchez.
“Esos procesos inflamatorios tienen un peligro enorme”, ha aseverado. “Y cuando digo enorme no es insignificante… pueden alcanzar a perder el ojo“, ha dicho, ya que, en ocasiones, se pueden suscitar infecciones “tremebundas” que nunca se puedan alcanzar a adelantar.
¿Por qué lo hacen?
La experta dicen que las personas que llevan a punta esta destreza “se conforman” porque luego de hacerlo pueden ver, pese al dolor, a la inflamación y a la rojez. “Pero es una desvío”, insiste, dejando claro que no son conscientes de las verdaderas consecuencias que esto puede traer consigo. “Esto, por otra parte de que está prohibido, no tiene sentido. Es una excentricidad“, ha zanjado.
Los psicólogos coinciden en que estos retos se suelen hacer con el objetivo de subir la autoestima, de nombrar la atención y de destacar por encima de los demás. La decisión sería, según mucho de estos profesionales, valorar qué persona está detrás de la viralización y cómo es su entorno descendiente, entre otras cuestiones. A partir de ahí se podría trabajar para solucionar el seguro problema.
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