«Tengo un nexo de unión absoluto y una raigambre con Córdoba por mi familia»


El conocido colección Danza Invisible se despide este año de los escenarios tras más de cuatro décadas de caminata. En su viaje final, emplazamiento ‘Sin asegurar adiós’, aparecen multitud de canciones muy vinculadas a Córdoba, ya que su compositor o co-compositor es Ricardo Texidó, miembro de la partida hasta 1993. Canciones tan conocidas como ‘Sin aliento’, ‘Tiempo de coito’, ‘Reina del Caribe’ o ‘A este costado de la carretera’ cuentan con su contribución, encima del himno intergeneracional ‘Sabor de coito’. Sin confiscación, poca multitud en la ciudad sabe que el fundador de Danza Invisible es de Córdoba. torrevieja news today aprovecha la despedida del colección para conocerlo más de cerca a través de la figura de quien fue su principal impulsor, ahora líder de otras bandas como A Ritual Play o Extremista.

—Debe de ser usted el músico cordobés más sobresaliente en el mundo del rock y del pop… pero casi nadie sabe que el fundador de Danza Invisible.

—Es frecuente. Estuve en Córdoba hasta los siete abriles, cuando mis padres me trajeron a Málaga, donde me he criado. Pero tengo un ilación de unión tajante y una raigambre con Córdoba total por mi antecesor y mi comunidad. Me siento cordobés tanto cuando estoy en Córdoba como cuando estoy en Málaga, donde mucha multitud me lo echa en cara, pues llevo ya mucho aquí. Málaga me parece uno de los mejores sitios para radicar del mundo y a su vez abogo por mi cordobesismo, más por civilización y tradición corriente que por ese provincianismo de «lo mío es lo mejor».

—¿Dónde se crio en Córdoba?

—Me crié entre Cañero, donde mi antecesor tenía la casita de aquella época, en la calle Joaquín Benjumea, que ahora le han cambiado el nombre; y con mis padres estuve viviendo en Ciudad Vergel, en la calle Capitán Cortés, que siquiera se pira así ya.

«Quería una canción seria, con sonido Phil Spector, no con la símbolo amatorio festiva que tuvo de Rodrigo Rosado»

—¿Cómo surgió Danza Invisible?

—No nos conocíamos. Vine a Torremolinos a trabajar, a la calle Casablanca, y pregunté a la multitud si había algún colección. Me dijeron que en el pub El Capote había un colección ensayando. A posteriori de terminar en el supermercado donde trabajaba, fui, llamé a la puerta y apareció Chris. Conversamos sobre los grupos en los que habíamos estado, pero todo esto con 17 abriles. Así que me metí en el recinto de disquisición y me dejaron tocar la escuadrón y cantar. Cuando vieron como tocaba y cantaba abandonaron su tesina, Adrenalina, y a las dos semanas o cosa así teníamos nuevas canciones y un sonido nuevo. Al principio cantaba yo, Javier Ojeda era amigo mío, pero no conocía a los demás, ni a Cris ni a Manolo. Por un costado convencí a Javier para que se presentase en el recinto de disquisición sin poseer sido de ningún modo cantante, para hacerle una prueba. A posteriori, convencí a Manolo y Chris para que lo aceptasen como cantante, porque se negaban tajantemente. Luego fuimos a Málaga, a apañarse un guitarrista, y metimos a Antonio Luis Gil tras verlo en un concierto y comprobar que sabía de la New Wave o The Police.

—En una vieja entrevista del mítico software La Etapa de Oro parecéis renegar un poco de vuestros primeros dos discos.

—Las cosas cambian sobre cómo las veías entonces, cuando hablando en plata eras un niñato, y cómo las ves a toro pasado. Creo que en el primer maxi single, ‘Sueños’, con cuatro canciones escritas por mí y el primer LP, ‘Contacto Interior’, reúnen la esencia de Danza Invisible. A posteriori, poco a poco, vamos transformándonos, y probando con otras producciones, y haciéndonos quizá un poco más pop-rock, pero perdiendo esa esencia del sonido Simple Minds, U2 o Talking Heads que teníamos en un principio.

—De pronto cambiáis completamente de estilo. Fue muy mono.

—Coinciden dos cosas. Cambiamos de producción musical, pese a que los miembros del colección seguimos aportando. Chris Nigel por ejemplo, con quien hicimos ‘Música de contrabando’ era un sonido más anfibológico, cavernoso y de la época post punk. Sin confiscación, el productor con el que contamos con el disco ‘A tu magnitud’, que fue el que pega el pelotazo con ‘Sabor de coito’, ‘Reina del caribe’ y ‘A este costado de la carretera’ es John Pennington, lo que coincide con una especie de cisma en el colección, porque se produjeron ciertos celos y rencillas. Al final evolucionamos a un sonido más pop-rock y un sonido más cristalino.

—El éxito para generaciones es ‘Sabor de coito’

—Quería hacer un tema con sonido Phil Spector y con influencia de una canción que me encantaba, ‘Just like honey’ de Jesus and Mary Chain. Pensaba hacer un tema serio, no con la símbolo que tuvo tan desenfadada y erótico-festiva de Rodrigo Rosado. Pero en aquel entonces no tenía la paila por el mango.

—¿Qué llevó a la ruptura?

—Desde el principio todos cobrábamos parte de los derechos de autor de las literatura solamente escritas por mí. Propuse que se estudiara ese hecho para cobrar una longevo parte proporcional. Pero se negaron tajantemente. Sin confiscación, cuando Rodrigo Rosado, autor de otras muchas literatura de Danza despues de mí, entre ellas ‘Sabor de coito’, se plantó y reclamó su derechos, todos estuvimos de acuerdo en firmar. A mí no se me trató igual y empecé a sentirme injustamente tratado.

—¿Cómo siguió su carrera tras Danza Invisible?

—Creé Clannatura. Estuve unos dos abriles e hicimos un buen disco, ‘Colores’, que no tuvo el registro esperado y el tesina se difuminó. Depués he tocado en otras bandas, he hecho producción de sonido para obras de teatro o escolta de espectáculos ecuestres, tuve mi propio estudio en Torremolinos y igualmente he lámina a grupos alternativos. Tiempo a posteriori, un productor, Lluva, me envió sus bases de sonido y surgió el primer disco de A Ritual Play. Compongo los temas, toco los instrumentos, hago los los arreglos… soy un poco one-man-band. Ahora estoy con el tercer disco, llamado ‘Transformation II’. Contiguo a ello me propusieron hacer un colección tributo a Depeche Mode, que se pira Extremista.

—¿Cómo definirías la música de A Ritual Play?

—Un amigo mío me lo definió muy acertadamente como nueva ola o ‘new wave’ del siglo XXI.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *