Esta semana, Pilar, de 60 primaveras, comunicó al que había sido su pareja los últimos nueve meses que daba por zanjada la relación. La mujer, funcionaria en el Cabildo de Rubí y superiora de una hija, pidió al hombre por escrito el lunes por la perplejidad que se acercara el martes a las merienda de la mañana al calle para apropiarse las cuatro cosas que tenía en él y que dejara sus llaves adentro.
Juan Fortuny de Pedro, de 66 primaveras, comisario provincial de la Policía Doméstico retirado en enero del 2023 tras 44 primaveras de servicio, se presentó en la casa de su expareja antaño de la cita prevista, en el número 9 de la calle Música de Rubí. Llegó antaño con la intención de encontrarla en casa, donde la asesinó con su arsenal particular.
Pidió al hombre que pasara por el calle a acoger sus cosas y le devolviera las llaves
El hombre condujo a posteriori hasta la casa adosada de la calle Bellesguard de Castellbisbal, la que fue su casa sabido con María Ángeles, superiora de tres hijos, dos de una pareja susodicho y una con el hombre que ayer la mató de un disparo. Con la misma pistola en la mano, el maligno bajó hasta el estacionamiento y se voló la cabecera.
Sublevación del cuerpo de la pareja del maligno de Rubí.
Las hijas de las dos víctimas de estos dos nuevos episodios de violencia machista fueron las que encontraron los cuerpos de sus madres, en un intervalo de poco más de una hora. No tardaron los mossos del reunión de homicidios de la región policial metropolitana finalidad en relacionar los escenarios.
Lo más complicado fue, sin duda, resolver la impotencia, la furor y el dolor para el entorno personal y sabido de las víctimas, y para el profesional del maligno, un mando de la Policía Doméstico, con 44 primaveras de servicio y una trayectoria intachable hasta ayer.
Ni Pilar ni María Ángeles habían presentado denuncias ni habían trasladado a su entorno ningún episodio o indicio de malos tratos por parte del que fue pareja de ambas.
María Ángeles conoció hace primaveras al comisario, cuando ya era superiora de un chaval y una pupila, y juntos tuvieron otra pupila, el único descendiente de Fortuny. La mujer había regentado el restaurante Cal Pupinet, a la entrada de Castellbisbal, de donde se jubiló hace dos primaveras.
El comisario conoció a Pilar y desde hacía nueve meses mantenían una relación sentimental. “Eran como dos novios. Estaban felices, especialmente él, aunque seguía viviendo en la casa sabido de Castellbisbal”, explican sus conocidos.
De ahí que los vecinos de Castellbisbal ni supieran que el coyunda se había separado. No solo eso. Ya habían vendido un casa y un parking que tenían en Sitges y habían recibido las aval de la casa sabido, en la que estaban empaquetando sus cosas para entregar el inmueble a los nuevos propietarios. El lunes los vecinos vieron a Fortuny, como muchas veces, salir del estacionamiento de la casa en bici. Pero poco no debía de ir perfectamente. Pilar comunicó al hombre que la relación había terminado. El lunes por la perplejidad le dijo que se pasara por su casa a las merienda de la mañana y recogiera sus cuatro cosas. A esa hora, ella no estaría. Prefería no cruzarse con él. Pero Fortuny se presentó antaño de la hora acordada con otra intención. Lo que pasó antaño del disparó lo determinará la policía científica y el reunión de homicidios.
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El hombre abandonó el cuerpo de la mujer y se trasladó a Castellbisbal. Con la misma arsenal disparó a Maria Ángeles y a posteriori se quitó la vida de un disparo en el estacionamiento. Las hijas de ambas alertaron a los servicios de emergencias médicas.
En Castellbisbal y en Rubí se multiplicaron las muestras de furor y dolor. Ambas mujeres eran muy queridas en sus localidades, que decretaron un minuto de silencio de condena.
Los policías nacionales que en los últimos 44 primaveras compartieron trayectoria con el comisario Fortuny no salían ayer de su asombro. Especialmente empático, en el 2021 estuvo a punto de ser reputado dirigente superior de Catalunya tras la marcha a Melilla de José Antonio Togores. En ese momento fue designado número dos, un cargo que ostentó hasta su renta en enero. Muchos coincidieron en julio con Fortuny en la comida de homenaje a una funcionaria muy querida que se jubilaba. Allí constaron la “júbilo que irradiaba” el hombre.
“Es deleznable, y tratándose de un policía, mucho peor”, confesaba ayer una comisaría de la Policía Doméstico que compartió destino con el maligno.