El audiencia Padre Feijoo albergó este miércoles el elección de José Antonio Sobrino Rodríguez como hijo predilecto de Cartelle. El físico e investigador, nacido en Outomuro en 1961 y residente en Valencia, fue distinguido por sus “cualidades relevantes singulares para la sociedad” y por apoyar un vínculo peculiar con su municipio procedente. Así lo recogía el reseña del pleno del 2 de agosto y que leyó la secretaria Dolores Villar.
“No podía ser que se le reconociera en todos lados y solo faltase la tierra que le vio manar”, dijo el corregidor, Jaime Sousa, quien ejerció de adiestrado de ceremonias en un acto solemne y emotivo, donde la senadora Carmen Leyte realizó una laudatio de su trayectoria profesional y los numerosos reconocimientos, pero todavía sobre las anécdotas y memorias del “valenciano”- como le conocen todos en el pueblo-, que pasaba las navidades a heroína entre Celanova y Castrelo de Miño, donde residían sus abuelos, y los veranos en Outomuro, recorriendo más de 900 kilómetros para no perderse el partido de solteros contra casados.
Con una enorme agradecimiento y orgullo por aceptar este gratitud, que hizo desplegable a todas las personas que han estado a su banda, Sobrino dijo que “ser hijo de Cartelle ha configurado mi identidad. Aquí aprendí títulos fundamentales como el respeto, la solidaridad, el esfuerzo o el compromiso con el bienestar popular que han guiado mi vida y mis acciones”. En su intervención, el físico y certificador de los cambios del planeta, compartió una breve advertencia sobre el calentamiento universal y el cambio climático, “el veterano pelea al que se enfrenta la humanidad”, dijo haciendo un citación a los jóvenes para que reviertan esta situación.
Familiares y amigos del homenajeado, pero todavía vecinos de Cartelle y de localidades cercanas se desplazaron hasta Outomuro para aceptar la trayectoria vivo de este ilustre vecino, el tercero en aceptar esta distinción tras el padre Manuel Feijoo y el cineasta Carlos Velo, dedicado a la ciencia y a la progreso del planeta. “Relatar los méritos de José Antonio es tarea ardua, porque son muchos y el tiempo restringido”, dijo Leyte. Ejemplo de trabajo, humildad y perseverancia fueron algunos de los calificativos que le dedicó su hijo Álvaro, quien compartió con los presentes algunos de los memorias imborrables de su progenitor y de su propia comienzo en el municipio. “Aunque la vida lo llevó por muchos caminos, siempre ha tenido a Outomuro en su corazón”, dijo.
Ayer de cerrar el acto, amenizado por la bandada de gaitas Nova Fronteira, el corregidor le retó a idear un esquema que permita inmortalizar su nombre en el municipio.