El final del verano está cada vez más cerca y eso hace que el curso culto aparezca ya en el horizonte. Aunque la mayoría de familias dejan la registro del material escolar en las librerías carencia más rematar el curso inicial, igualmente hay padres que acuden cuando las ocio están a punto de esfumarse.
El año pasado la cesta de la transacción educativa se disparó por la subida del precio de los manuales y el material escolar, superando los mil euros para una tribu con dos hijos. Doce meses posteriormente el compra continúa prácticamente igual, sin confiscación, las libretas, pegamento, lápices y otros utensilios necesarios para el día a día de los más pequeños en la escuela aumentarán sutilmente sus precios. “Los libros se mantienen, pero se va a notar un leve incremento, de entre un 4 y 5%, en el resto del material escolar”, señala José Manuel García Mosquera, presidente de los libreros ourensanos.
García asegura que las tendencias han cambiado. “Ayer los padres compraban todo de chiste, ahora lo van espaciando más durante el curso”, reconoce. En cuanto a los libros asegura que “cursos enteros ahora mismo ya no se venden”, poco que en parte se debe a la creación de bancos de libros en las anpas de los colegios, que permiten compartir los ejemplares entre varios alumnos. “Siempre es una ayuda poder canjear los libros entre familias”, asegura Mario Fernández, presidente de la Tratado de anpas de colegios privados y concertados de Ourense.
Lo más caro, los libros
Los precios de los libros dependen de la editorial que elige cada colegio, sin confiscación, el presidente de los libreros asegura que “no tiene que ver que el colegio sea privado”. Las familias con niños en primaria tendrán que desembolsar unos 300 euros, mientras que los de secundaria unos 400. Cantidades que constatan que los libros se llevan siempre la veterano parte del presupuesto.
“Desde nuestro punto de tino los libros deberían ser gratuitos para todo el mundo”, reclama Fernández que considera que los precios son “excesivamente caros” teniendo en cuenta que son fundamentales para poco obligatorio como es la educación. Las ayudas que la Xunta aporta cada año a las familias, adjudicadas según las rentas de los padres, alivian un poco el compra que supone el inicio del curso escolar, sin confiscación, aunque cada vez amplian su rango, “no es suficiente”, señala Fernández. n