el pueblo de Almería con casas blancas y aguas cristalinas


En España contamos con miles de lugares a los que merece la pena hacer una escape o un alucinación poco más extenso. Aunque muchas veces optamos por inspeccionar otros países buscando turismo diferente, a menudo se deja en el olvido las maravillas que aún nos quedan por conocer en distrito doméstico, en ocasiones, quizá por desconocimiento.

Aunque hace poco los residentes de los lugares más turísticos del país se quejan de la masificación y que, a través de las redes sociales, se desvelen rincones ‘secretos’ o desconocidos que dejan de serlo por hacerse virales, puede suceder un punto medio entre querer hacer turismo donde todo el mundo va porque está de moda y inspeccionar lugares no tan conocidos respetándolos y evitando las grandes masas.

Así, hoy te dejamos un destino de los que merece la pena inspeccionar tanto si aún te quedan recreo de verano como para aquellos que están planeando un plan de alucinación en España adentro de un tiempo. Concretamente nos trasladamos hasta la comunidad andaluza de Almería, donde un pequeñísimo pueblo esconde una belleza que recuerda a esas calas tan populares y codiciadas en Mallorca por su zona costera y sus casitas blancas.

Un pequeño paraíso en el Parque natural del Extremidad de Gata

El pueblo del que te hablamos es La Isleta del Moro, una aldea y pedanía de Níjar que, como has podido analizar, se encuentra ubicada en pleno Parque natural de Extremidad de Gata, espacio protegido en Almería que destaca por la buena conservación de sus zonas naturales.

Así, La Isleta del Moro, que muchos conocen igualmente solo con el nombre de La Isleta, es un pueblo tradicionalmente pesquero en el que destacan su costa y sus casas bajas pintadas de blanco, donde se solían introducir los pescadores para estar cerca del mar y de sus barcas. Su nombre se debe a que una de sus playas tiene dos grandes peñones que se ven desde allí y, una de ellas, está poco más separada, por lo que parece una pequeña isla, dando esa denominación al pueblo.

Aunque La Isleta del Moro tiene poco más de 180 habitantes, el turismo en ella es candente, ya que cuenta con diversas imágenes de postal como el gran palmeral de su entrada y las mencionadas casitas frente a la playa, donde se amontonan barquitas y el baño en sus aguas cristalinas es un disfrute. Aunque hay varios sitios donde refrescarse, la playa más excelso de la pedanía es la Playa del Peñón Blanco.

Adicionalmente de lo mencionado, otra de las joyas de este espacio es su cocina, por lo que degustar los platos de pesca tópico es casi una obligación, encima de estudiar las denominaciones de los pescados de la zona: «sargo, breca, pollico, lecha, desentono pedro. En la mayoría de los casos podrá designar que le sirvan el pescado en fritura (rebozado en harina y frito en grasa) o a la plancha, ambas formas evitan que se enmascare el suave sabor del pescado fresco», indican desde la web del Parque natural de Extremidad de Gata.

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