Las familias españolas han gastado una media de 329 euros en la vuelta al cole entre libros de texto, cubos de basura, uniformes y ordenadores portátiles
La cuesta de septiembre que está a punto de finalizar ha sido la más dura de la historia y ha sido especialmente dura para los estudiantes más vulnerables. Un promedio de 329euros han pasado este curso 2022/23 Los hogares españoles vuelven al cole, entre libros de texto, cubos de basura, uniformes y portátiles. Pero las becas del Gobierno y las CCAA no son todo lo efectivas que podrían ser. La ayuda no llega al 60% de las familias más pobres mientras beneficia al 13% de las más ricas.
Así lo afirma el mayor estudio de becas realizado hasta la fecha, que también ha actualizado las estimaciones de gasto en material escolar a partir del cruce de dos estadísticas del INE. La obra, que grupo de expertosEsadeEcPol publicado este martes, demuestra que el regreso a las aulas implica tres veces más esfuerzo para las familias pobres que para las ricas. Además, advierte de que el dinero se está distribuyendo mal: mientras que en la etapa postobligatoria de Bachillerato el 40% de los alumnos están becados, apenas llega al 14% de los alumnos de la ESO. Vale la pena detenerse a considerar si un sistema con un alto volumen de fracaso académico puede permitir que su cobertura de protección en esta etapa crucial de la ESO sea tan escasa en las becas, advierte el informe.
Los autores han visto que el sistema no es suficientemente progresivo porque sólo el 40% del 20% de los hogares más pobres recibe alguna beca, ayuda que también llega al 13% del 20% de los hogares más ricos.
Algo no funciona bien cuando sólo el 40% de los hogares con menos recursos reciben una beca. A estas familias hay que garantizarles esta ayuda. ¿Por qué no es así? Fundamentalmente son personas que no los piden porque no saben que tienen el derecho o a quienes se les niegan porque carecen de documentación, responde el economista. Ángel Martínez, uno de los autores del informe. Respecto al 13% de familias con rentas altas que disfrutan de becas, el investigador de EsadeEcPol cree que no es una cifra exagerada e interpreta que son hogares que cumplen los requisitos, ya sea por ser familias numerosas o potenciales beneficiarios de la ayuda universal.
El trabajo propone hacer más accesible el sistema, mejorando los canales de información para las familias. También insta al Gobierno a fijar un umbral nacional mínimo de cobertura común en todas las Comunidades Autónomas -ahora cada una tiene el suyo- porque los autores han visto que existen diferencias muy considerables y una fuerte heterogeneidad según los territorios. Por ejemplo, libros de texto gratuitos. Andalucía es muy diferente del modelo más restrictivo de Aragón, condicionado por criterios de renta. Por otra parte, si en Islas Canarias El 55% de los estudiantes son beneficiarios de alguna beca, en Murcia cualquiera Baleares la cobertura es inferior al 10%, según datos del Ministerio de Educación.
Además, el gasto por alumno en material escolar y libros de texto es muy diferente según las comunidades autónomas (396 euros de media en Madrid versus 255euros en Andalucía); las etapas educativas (318euros en primaria, 398euros en ESO y 474euros en Bachillerato), y la titularidad de los centros (282euros en público y 434euros en privado). Los autores advierten en todo este asunto de una falta de coordinación que puede derivar en un sistema educativo desigual.
Pero, ¿están las becas contribuyendo a reducir la desigualdad? El sistema actual reduce la desigualdad pero tiene mucho margen de mejora, responde Ángel Martínez.
Los datos recopilados indican que las becas actuales no son suficientes para aliviar las necesidades de las familias de menores ingresos. Al Ministerio le corresponde principalmente las ayudas para Bachillerato y Universidad, que han aumentado, pero tiene un peso residual en Infantil, Primaria y ESO, donde alrededor del 80% lo dan las Comunidades Autónomas. Por eso el Ministerio debe tener un mayor papel y las comunidades autónomas deben dar un paso adelante, afirma Martínez, convencido de que una mejora en el sistema de becas podría ayudar a reducir el abandono.