mató a su exnovia y se libró por un tecnicismo


Ni había joyas ni nadie interesado en comprarlas. Mel había vuelto a engañarla, pero Brenda decidió perdurar la calma y evitar un nuevo enfrentamiento con su exnovio. La bisoño solo quería romper con él y no retornar a verle nones. Sin bloqueo, lo que no podía imaginar es que Mel le tenía preparada una sorpresa mortal.

El maligno la obligó a desnudarse, la amordazó y ató a una mesa de cristal, e inició una tanda de golpes hasta dejarla inconsciente. Luego, la violó y sodomizó brutalmente, mientras una tercera persona, una antigua novia de Mel, fotografiaba la dantesca ámbito. Los luceros de Brenda clamaban ayuda, pero nones llegó. Horas más tarde, la bisoño falleció y fue sepultada en el patio de una casa.

Idilio infernal

Melvin Henry Ignatow, al que todos conocían por el sobrenombre de Mel, nació el 26 de marzo de 1938 en Pensilvania. Poco más se sabe de su vida mencionado al crimen de Brenda Schaefer, omitido que era un patrón de éxito en negocios de importación y exportación, que disponía de un gran patrimonio -vivienda de abundancia en una zona adinerada, coche de incorporación escala y embarcación propia-, y que residía en Louisville.

Fue a los 48 abriles cuando nuestro protagonista conoció a la víctima en una cita a ciegas. La bisoño, auxiliar médico de 34 abriles, se quedó prendada de los encantos de Mel: le llenaba de atenciones, regalos y, sobre todo, le daba seguridad. Tanto es así, que la pareja no tardó en comprometerse y emprender a cuchichear de boda.

Mel Ignatow, antes de asesinar a Brenda Schaefer

Mel Ignatow, antaño de asesinar a Brenda Schaefer

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Lo que comenzó como un idilio consumado y romántico, se tornó en una auténtica pesadilla cuando Mel empezó a maltratar psicológicamente a Brenda y a infundirle un miedo atroz. En una ocasión, por ejemplo, la bisoño se despertó y vio a Mel poniéndole un paño mojado sobre la cara. Su contenido: cloroformo. “Solo quería que te relajaras”, se excusó. ¿Cuántas veces la habría dejado inconsciente sin que ella lo supiera?

Las situaciones de terror se intensificaron y la víctima terminó por confesárselo a sus amigos y compañeros de trabajo. De hecho, días antaño de su crimen, varios testigos escucharon a la asistente gritarle por teléfono a su maltratador: “¡Te dije que nunca más me llamaras!”. Y es que la bisoño acababa de romper con él y este no paraba de acosarla.

Mel Ignatow y Brenda Schaefer

Mel Ignatow y Brenda Schaefer

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Los días siguientes, el patrón ideó un tétrico plan para matar a Brenda. “No se puede romper con determinado como Mel Ignatow. Mel Ignatow rompe contigo”, aseveró Roy Hazelwood, investigador de la Mecanismo de Ciencias del Comportamiento del FBI y miembro del equipo que investigó el caso del crimen de Brenda.

En esa conspiración, Mel no estuvo solo, sino que convenció y engatusó a una exnovia que estaba obsesionada con él, Mary Ann Shore, para que le prestara su casa y le ayudase a culminar el crimen consumado. Durante dos semanas, Mel y Mary Ann insonorizaron una de las habitaciones, incluso hicieron “una prueba de gritos”, y cavaron una tumba en el patio trasero de la vivienda. Luego, Mel citó a Brenda por una excusa banal: la saldo de unas joyas.

Sin pruebas

El 24 de septiembre de 1988, Brenda fue amordazada, atada a una mesa de cristal y golpeada y torturada en numerosas ocasiones por su exnovio. Mientras la víctima era agredida sexualmente y clamaba ayuda, Mary Ann sacaba fotografías de las brutales escenas evitando inmortalizar la cara de Mel. Cuando se terminó el carrete, Mary Ann salió de la habitación y Mel aprovechó para matar a Brenda con cloroformo.

Acto seguido, la pareja de asesinos arrastró el cuerpo al patio y lo enterró en la tumba que previamente habían preparado para la ocasión. Al día subsiguiente, la tribu de Brenda interpuso una denuncia por desaparición y todas las miradas se centraron en el exnovio.

Mary Ann Shore, exnovia y cómplice de Mel Ignatow en el asesinato de Brenda Schaefer

Mary Ann Shore, exnovia y cómplice de Mel Ignatow en el crimen de Brenda Schaefer

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Los investigadores interrogaron a Mel, que tenía una coartada aparentemente sólida: reconoció acontecer estado con Brenda, dar una revés en su coche, pero además haberse despedido de ella antaño de la medianoche del día 24. Luego, el patrón fue a cenar pimiento, un antecedente que los agentes comprobaron y que confirmaron con el regente del restringido. Aquella indeterminación, Mel protagonizó un sonado incidente al quejarse del tamaño de una bebida. Todo parecía encajar.


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Los meses posteriores, la policía no logró encontrar pruebas físicas que vincularan a Mel con la desaparición de Brenda. Pero sí consiguió que testificase en un pleito: el patrón había sufrido múltiples amenazas y decidió denunciarlas. Aquí fue cuando Mel sacó a relucir por primera vez el nombre de Mary Ann. Los investigadores ya tenían poco de donde tirar.

La encerrona

Durante el interrogatorio de Mary Ann, los detectives presionaron y cercaron a la mujer hasta que esta confesó el crimen a manos de Mel. Adicionalmente, su relato pormenorizado de los hechos llevó a los agentes hasta la tumba donde yacía el cuerpo de Brenda en estado de descomposición. Habían transcurrido catorce meses y solo quedaba una cosa, la confesión de Mel.

Los investigadores convencieron a Mary Ann para sobrellevar un micrófono y memorizar así una conversación con el maligno. En ella, la cómplice le transmitió a su exnovio la inquietud que sentía frente a el acoso del FBI y el temor de que descubrieran la tumba. A lo que Mel la tranquilizó asegurándole que, aunque excavasen la propiedad, “ese superficie que cavamos no es poco profundo”. Aquella compacto permitió el arresto inmediato del patrón en 1991.

Mel Ignatow detenido por la policía

Mel Ignatow detenido por la policía

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A finales de diciembre de ese mismo año, se celebró el pleito contra Melvin Ignatow por el crimen de su exnovia Brenda Shaefer. La Fiscalía trató de demostrar que el patrón era un sádico sexual, regulador y celoso, que había maltratado a la víctima durante los casi dos abriles de relación. Insólito, se aportó la conversación grabada con micro oculto entre el imputado y la cómplice, y que decía lo subsiguiente:

“Ese superficie en el que excavamos no es poco profundo. Insólito de que en esa zona no hay ningún árbol”. Sin bloqueo, el grupo decidió que Mel había dicho “caja cachas” y no “superficie”, como creía la policía. Esto sumado a la revelación esperpéntica de Mary Ann en el estrado, donde no dejó de reírse en todo momento de los testigos, llevó a los miembros del grupo a determinar que no había pruebas suficientes para condenar al imputado.

La declaración de Mary Ann Shore durante el juicio

La revelación de Mary Ann Shore durante el pleito

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El 22 de diciembre, Mel Ignatow fue absuelto de los cargos de embestida sexual y crimen en primer fracción de Brenda Schaefer. El magistrado, avergonzado por el resultado del pleito, escribió una carta de disculpa a la tribu de la víctima. Nadie podía creerlo, el maligno había quedado soberano.


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Seis meses posteriormente del veredicto, un instalador de alfombras estaba cambiando la moqueta de un pasillo en la antigua casa del patrón, cuando descubrió un respiradero. En su interior, halló una bolsa de plástico con las joyas de Brenda y tres carretes de fotos sin revelar. Las más de 100 fotografías demostraban no solo la billete de Mary Ann como cómplice en el crimen de Brenda, sino la autoría de Mel violando y torturando a su exnovia.

Momento en el que Mel Ignatow queda libre absuelto del asesinato de Brenda Schaefer

Momento en el que Mel Ignatow queda soberano absuelto del crimen de Brenda Schaefer

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Pese a las contundentes pruebas encontradas contra el patrón, la ley norteamericana es clara al respecto: una persona que ya ha sido juzgada por un delito, del que por otra parte ha sido absuelta, no puede ser juzgada nuevamente por los mismos hechos. Por consiguiente, Mel no podía ser llevado a pleito por el mismo delito. La única guisa de sentarlo en el banquillo era por un delito de perjurio, basándose en la ilegitimidad de su evidencia en el pleito por crimen.

Durante esta segunda paisaje legal, Mel confesó abiertamente los hechos, ya sabiendo que no podría ser condenado por ellos. Y quiso mandar un mensaje de consuelo a la tribu de la víctima. “Ella murió en paz”, les dijo. Fue condenado a ocho abriles y un mes de prisión por perjurio.

Mel Ignatow, durante el segundo juicio por perjurio

Mel Ignatow, durante el segundo pleito por perjurio

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Tras estar en sencillez en 1997, el superior de Brenda lo acusó de perjurio en un caso de amenazas y fue sentenciado a otros nueve abriles de calabozo. Finalmente, Mel fue libertino en 2006 y comenzó una nueva vida en Kentucky. Dos abriles más tarde, el 1 de septiembre de 2008, el maligno sufrió un desnivel casero y murió desangrado sin que nadie pudiera socorrerle. Al parecer, se cayó y se golpeó contra una mesa de café de cristal. Tenía 70 abriles.

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