K2-399, no es un planeta sino una pareja de estrellas enanas


El telescopio de 3,5 metros y el útil Carmenes, ubicados en el Centro Excesivo Hispano en Andalucía, conocido como Calar Suspensión, han desmentido las afirmaciones de los investigadores de la NASA. Se alcahuetería de una conclusión a partir de un intenso trabajo que contradice el descubrimiento de un exoplaneta.

Con observaciones más completas, incluyendo las tomadas desde Calar Suspensión en Almería, el nuevo estudio concluye que los tránsitos detectados, esos minieclipses, no se deben a un planeta si no a una pareja de estrellas enanas rojas orbitando K2-399, eclipsándose entre sí hasta imitar a la perfección un tránsito exoplanetario distintivo.

«Este caso nos recuerda que la revisión con nuevos datos, y corrección donde proceda de resultados anteriores, es la pulvínulo del método comprobado», señalan desde el centro enorme almeriense. En febrero del 2018, el telescopio espacial TESS emprendedor por la agencia espacial NASA observó que la fortuna K2-399 disminuía su brillo durante poco más de hora y media, recuperándolo tras ese intervalo de tiempo.

Dieciocho horas más tarde, se repetía el mismo impacto. La fortuna volvía a apagarse sutilmente para poco a posteriori recuperar su brillo. «Todo esto aparentaba a un tránsito planetario: el planeta, un cuerpo negro y sin luz propia, al acaecer por delante de su fortuna desde nuestro punto de paisaje, bloquea parte de su luz haciendo que parezca menos brillante. Al dar una reverso completa en su campo y retornar a la misma posición, el engendro se repite, como unos mini-eclipses periódicos. Y así continuará durante la vida de ese sistema planetario», confirman los científicos.

Los tránsitos de K2-399, una fortuna parecida a nuestro Sol, fueron analizados por un reunión de investigadores del Instituto de Ciencias Exoplanetarias de la NASA (NASA Exoplanet Science Institute, NExSCI) en el Instituto Tecnológico de California (Caltech). En su investigación, los investigadores concluyeron que esos tránsitos debían provenir, efectivamente, de un planeta. En su trabajo, descartaron otras posibilidades que incluso podrían poseer provocado que la fortuna se apagase… o pareciera apagarse.

Sin bloqueo, como no vemos el planeta en sí mismo sino sus mercancía indirectos, la naturaleza nos puede estar engañando con otros fenómenos que producirían ese mismo impacto. «Por ejemplo, podemos imaginar una fortuna como el Sol alineada casi perfectamente en nuestro bóveda celeste con un par de estrellas muy débiles que se eclipsan entre sí. En ese caso, y cómo no podemos ver las estrellas individualmente, veríamos un pequeño desaparición que nos podría parecer que proviene de un planeta aproximadamente de la fortuna K2-399», justifican desde Calar Suspensión.

Según han informado desde el observatorio almeriense, K2-399 b estaba ahí en medio, vagando por el desierto de Neptunos, sin inmutarse de la altísima radiación de su fortuna que le debería poseer evaporado toda su medio. «¿Cómo había conseguido K2-399b mantenerse firme y retener su envoltorio de gas? Era un serio intriga para el que varios grupos de investigadores se habían emprendedor a solicitar tiempo de observación en telescopios e instrumentos de última reproducción, tanto terrestres como espaciales», explican.

El descubrimiento

Un equipo de investigación encabezado por Jorge Lillo-Box, del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) en Madrid, se percató de que, a pesar de ser un planeta para el que podríamos cronometrar muy perfectamente su masa, nadie parecía poseer podido obtenerla. Así, solicitaron tiempo de observación en el útil Carmenes, en el telescopio de 3,5 metros de Calar Suspensión. Las observaciones produjeron resultados muy extraños, que no parecían coincidir con la presencia de un planeta en el sistema.

Así que preguntaron a otros colegas tanto de Estados Unidos como de Italia e Inglaterra, que incluso habían obtenido datos pero nunca los habían publicado. Al amontonar todos los datos, la existencia surgió rápidamente. K2-399b no era un planeta sino un sistema astral triple. Tres estrellas cuya configuración mimetizaba a la perfección la de un planeta.

En existencia, se trataba de una fortuna como el Sol (aunque poco más caliente) aproximadamente de la que orbitan, con un periodo muy dadivoso, dos estrellas muy frías y muy juntas la una de la otra, con un periodo de pocos días. Esas dos estrellas frías se eclipsan la una a la otra, produciendo los tránsitos que observó la labor TESS: no corresponden a un tránsito de exoplaneta pero a un par de estrellas enanas rojas eclipsándose entre sí mientras orbitan con un dadivoso periodo (más de dos primaveras) aproximadamente de la fortuna principal, el sol del sistema triple.

Jesús Aceituno, coautor del estudio y director del observatorio de Calar Suspensión, estima que «los espectros de Carmenes han sido fundamentales para revisar el caso intrigante de K2-399 y demuestran lo importante de completar los datos tomados por telescopios espaciales con otros tomados desde observatorios terrestres, como Calar Suspensión, figura de proa de la astronomía observacional en el Envejecido continente».

Jorge Lillo-Box, primer autor del artículo por propagar en la revista Astronomy & Astrophysics, enfatiza que el caso de K2-399b «no es una historia de fracaso, sino de reafirmación y transparencia de la Ciencia y del método comprobado. Los resultados científicos no son inmutables. Y en ello recae, precisamente, la belleza y la fiabilidad de la Ciencia. Son muchos los ejemplos a lo dadivoso de la historia de teorías científicas refutadas por nuevas observaciones o nuevas evidencias. Y no pasa ausencia, porque la ciencia está hecha por individuos y basada en los datos y las evidencias que se tienen en el momento de hacer cada descubrimiento».

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *