Pilar Rodríguez Castro, la primera ourensana en la Policía


Ser pionero en cualquier ámbito profesional no resulta mínimo sencillo, hay que romper barreras que nadie ha atravesado antaño y entrar en un camino ahíto de incertidumbre. Pilar Rodríguez puede presumir con orgullo de ser la primera mujer ourensana en ingresar a la Policía Doméstico, en la primera promoción de mujeres, abriendo de este modo camino para todas las agentes que llegaron luego al Cuerpo. 

De esta forma, cumplió el sueño de toda su vida. “Nunca quise ser otra cosa que no fuese policía, veía series de televisión como ‘Las calles de San Francisco’, con Michael Douglas, y me encantaba el trabajo, pensaba ‘yo de veterano quiero hacer lo mismo”, cuenta Pilar. Tanto es así, que confiesa que “a mis amigas las traía martirizadas porque cada vez que salíamos a la calle jugábamos a polis y cacos”. 

Se hizo adulta y se encontró con el problema de que no había mujeres policías: era un trabajo increíble. Entre tanto, tras finalizar COU se preparó para ingresar en el Cuerpo Superior de Policía, de naturaleza civil y cuyos integrantes iban de paisano, en él había mujeres, pero solo en la escalera ejecutiva, no patrullaban las calles. Esta institución coexistía con el Cuerpo de Policía Armada, siendo los dos los antecesores de la Policía Doméstico. 

Pilar pasó los tres primeros exámenes, pero suspendió en el zaguero. Cuando se iba a preparar de nuevo a conciencia, salió la convocatoria para las pruebas a Policía Doméstico. A finales de 1983 se presentó a la que era la primera promoción femenina, en enero de 1984 recibió el telegrama en el que le comunicaban que había permitido y en marzo ingresó en la corporación. “Con alegría y pena porque las preparé contiguo a dos compañeras en la misma corporación y ellas por mala suerte no pasaron las pruebas físicas”, cuenta. 

Pilar en sus inicios en la Policía Nacional.
Pilar en sus inicios en la Policía Doméstico.

Pilar se trasladó a Madrid a la corporación y ahí comenzó el sueño. “Era todo muy novedoso, vas un poco a la expectativa, pero me lo pasé pipa”, recuerda. En junio de 1985, con 21 primaveras, tras suceder realizado las prácticas en Pontevedra y Barcelona, recogió su diploma convirtiéndose en una de las 53 primeras mujeres en el Cuerpo de la Policía Doméstico. 

Inicio en la profesión

Tras ello, comenzó en Barcelona su trayectoria en el Cuerpo, concretamente en el distrito de Universidad. Su primer destino fue radiopatrullas, pero rápidamente se fue a informática. “Estaba admisiblemente, pero siquiera a sensibilidad del todo”, señala. Por ello, solicitó el traslado al camarilla de investigación en L’Hospitalet y allí le tocó existir la tragedia derivada de la caída de un montacargas en el Hospital de Bellvitge. “Murieron siete personas y yo vi todos los muertos destrozados adentro del montacargas, subí los 20 pisos del edificio con un maletín para ayudar a Policía Científica a hacer el reportaje, me impactó porque hablábamos de un padre con un hijo de doce primaveras o dos hermanos de poco más de vigésimo primaveras”, rememora Pilar. 

Estando en L’Hospitalet hizo el curso de medra a oficial y se fue al aeropuerto de El Prat. “No era lo que me llamaba, pero era lo que había, una vez allí el que ahora es mi marido me dijo que quería venirse para Galicia porque Barcelona no le entusiasmaba”, cuenta. 

La única modo de finalizar en tierras gallegas era en antidisturbios. Por lo que hizo las pruebas y aprobó, consiguiendo destino en A Coruña tras siete primaveras en Cataluña. Su inicio en esa específico fue intenso y apasionante, ya que le tocó existir las olimpiadas de Barcelona. “Fue una pasada a nivel de trabajo y animación, pero para mí fue muy sufrido porque había mucha humedad y estuvimos 36 horas de servicio seguidas corriendo con la hacha por todo el repaso”, indica.

Además recuerda como una experiencia inolvidable la inauguración en el estadio de Montjuic. “Veías a actores y deportistas, el animación fue increíble, me vine con la cachucha llena de pins”, cuenta. Ese año todavía le tocó cubrir la Expo del 92 en Sevilla, otra gran experiencia, aunque “más relajada que la de Barcelona”. 

Por si había vivido pocos hechos históricos, cuando se trasladó a Vigo vivió la Operación Nécora.  “Aluciné, ahí me tocó custodiar una empresa de Laureano Oubiña, ya solo el despacho era para caerse para detrás, y custodiar una casa de una hija de Charlín, ahí comprobé que el monises no da el buen sensibilidad, yo lo entiendo porque no le costaba mucho monises ganarlo”, apunta Pilar. 

En este sentido, señala que la casa contaba con “unos lujos que no entiendes, tenía una piscina foráneo, una interior, un cochera para cada coche, una entrada que era todo en piedra rosa, las habitaciones todas a engranaje; increíble”. 

Tras ascender a subinspectora, se fue trasladada a Vilagarcia y seguidamente a Vigo, donde estuvo primero en el servicio de denuncias y en Policía Científica. En 2012, tras su zaguero destino en Tui, pasó a segunda actividad, una situación entre activo y subvención. En su caso, se encuentra sin destino. Actualmente, se dedica al marketing multinivel de cosmética y mantenimiento, promocionando productos en redes, en su cuenta de Instagram @pilarodriguezcastro.  

Cerca de la crimen

Durante su estancia en Barcelona, Pilar esquivó la crimen en dos ocasiones por ese azar que a veces marca la vida. “Estuve a punto de vencer en el atentado de Hipercor, iba a ir con una compañera a verlo, pero habíamos estado de tinieblas y teníamos tanto sueño que nos llamamos y acordamos que lo mejor era ir otro día”, recuerda. 

Un año antaño, no se vio de casualidad afectada por el atentado que hubo en la plaza de España, donde estaba situado el cuartel en el que vivía. “Pillé el medida tarde y eso me salvó, si llego a coger el tren a tiempo igual hubiese muerto con un compañero que falleció en la fase”, narra. Por fortuna, logró esquivar esas dos tragedias y sigue siendo a día de hoy una referente en el mundo policial, al suceder sido la única ourensana en ingresar en la primera promoción de mujeres de la Policía Doméstico.

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