El 28 de agosto de 1994 y casi sin esperarlo, la arriesgada aventura de dos hombres saharahuis abrían la Ruta Canaria, que con una barca de pesca llegaron contra todo pronóstico a la costa de Fuerteventura. Esta «corte» fronteriza entre África y la cercana Canarias que hace 30 primaveras descubrían dos hombres, en 2014 trajo a este costado de la frontera sur a 296 migrantes, mientras que en 2023 ya fueron 39.910. En los primeros 7 meses y medio de 2024, ya son 22.304 personas, en lo que ya apunta a un nuevo año récord.
De acuerdo a las cifras del Ocupación del Interior y sus balances de inmigración irregular, el incremento de la última plazo ha sido de un 13.483,11%, un aumento desorbitado que ha ido subiendo año a año y que hace varios que encadena récords. Mientras en 2014, la Ruta Canaria registró 296 migrantes, en 2015 ya fueron tres veces más, con 875 personas, en 2016, 672, en 2017, 425 migrantes; y en 2018 se superaban por primera vez las tres cifras alcanzando los 1.307. En 2019 se volvió a duplicar la signo con 2.698 personas a borde de pateras, cayucos y neumáticas, pero solo sería un espejismo de lo que estaba por venir.
Con la pandemia y el clausura de fronteras provocado por la Covid-19, la Ruta Canaria implosionó con la signo sin precedentes de 23.271 migrantes. En 2021 el número llegó a los 22.316, en 2022 a los 15.682, para seguir escalando en un nuevo año récord en 2023 con 39.910 migrantes, dejando a espaldas las cifras de la ‘crisis de los cayucos de 2006’.
Hasta el 15 de agosto de 2024 ya han cruzado el Atlántico en la Ruta Canaria 22.304 personas, lo que adelanta un nuevo récord para este año en curso. La ruta más mortífera de Europa es la más recurrente, ya que 7 de cada 10 migrantes que llega a España lo hace haciéndole frente a la perjudicial travesía en torno a el archipiélago.
El coordinador territorial de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Juan Carlos Lorenzo, ha explicado a torrevieja news today que en este 2024, cuando se cumplen 30 primaveras de la ruta migratoria canaria, ya han llegado «rodeando de 230.000 personas a nuestras costas». En los últimos cuatro primaveras (2020-2024), ha detallado, «han sobrevivido más personas que en los 26 primaveras anteriores desde que llegó la primera patera a la isla de Fuerteventura en 1994».
Adicionalmente, la situación de los menores migrantes no acompañados va encadenada, ya que la tendencia se repite en los niños y niñas Desde 2007 el número de menores extranjeros no acompañados a Canarias ha crecido un 591,49%, y hoy hay más de 5.200 tutelados por el Gobierno canario, 2.200 por encima de su capacidad.
Un cóctel multifactorial
Que la ruta más perjudicial sea la más utilizada no es casualidad, sino una desgraciada combinación de factores que empuja a decenas de miles de personas a jugarse la vida en el irritado Atlántico. «La intensificación de los desplazamientos forzosos de personas por vía marítima en torno a Canarias se sustenta en un conjunto de factores diversos» entre lo que se encuentran «la errata de horizonte imprescindible, el ruina, la convulsión social y política que viven varios países», ha escrito Lorenzo.
A esta ‘coctelera’ se suma «la inestabilidad regional en África occidental y en el Sahel, los conflictos bélicos que se recrudecen como en Mali, la creciente presión migratoria en Mauritania producto de la huida de cientos de miles de personas refugiadas malienses, o la degradación ambiental», entre otras causas.
A esto «se unen los bienes de las políticas de externalización de fronteras de la Unión Europea, cuyo discurso preeminente de control de los flujos migratorios en los países de origen, tránsito y de salida, hace que determinadas rutas migratorias se blinden», como sucede en la contemporaneidad ocurre con Libia y Túnez mientras que otras, «como la del África occidental, Mauritania, Senegal, Gambia y, en pequeño medida, sur de Marruecos, finalidad del Sahara Occidental, se vean intensificadas».