Había un secretismo absoluto. Se mantuvo como el gran secreto. ¿Intervendrá Pedro Sánchez en el debate de investidura de Alberto Nez Feijó? Silencio. Secreto. “A ver”, fue la respuesta. El PSOE quería buscar un golpe de Estado, una sorpresa y Pedro Sánchez evita el cara a cara con el líder del PP. La respuesta ha sido dada Puente de la cicatriz, exalcalde de Valladolid. Con esta maniobra, por un lado, el PSOE quiere mostrar la pérdida de tiempo que, considera, supone esta investidura. Pero al mismo tiempo significa que Sánchez negocia un debate con Feijó con la amnistía como telón de fondo.
En las últimas horas habría cobrado fuerza la idea de que Sánchez no sería quien se pronunciara, debido a que ante un nombramiento que no iba a significar nada, una investidura “falsa” como llaman En el PSOE, caer al barro desde el primer momento no fue una buena idea. Pero todo se mantuvo en secreto. Lo mismo que en Sumar. “No creo que nos haga ese regalo”, dicen desde la dirección del PP pocos minutos después de que el PSOE tomara la palabra.
Ese en principio desprecio y menosprecio hacia Feijóo tiene un mensaje que el PSOE quiere transmitir con su decisión. Feijó pide gobernar porque ha ganado las elecciones, es la lista más votada. Puente era la lista más votada en Valladolid, pero no ha podido renovar su cargo de alcalde porque un pacto entre el PP y Vox le ha derribado. Eso ha querido demostrar Puente, que ha recitado grandes ciudades donde ganaron los socialistas pero gobiernan PP y Vox.
“¡Aterrador!” se escuchó en la bancada del PP cuando el presidente del Congreso, Francina Armengol, dio el nombre del diputado Óscar Puente. “Veo que los parlamentarios del PP me reciben con alegría. Ojalá lo mantengan”, fueron sus primeras palabras. “Señor candidato a líder de la oposición”, fue como se dirigió al candidato a la investidura.