El día de La Mercè volvió a tener aires de tauromaquia y celebración, lejos y cerca de la Monumental de Barcelona, cuando se celebró el mal aniversario de doce años sin abrir sus puertas a los aficionados. Y el aficionados Tenían la vista puesta en lo que sucedía en otro Monumental, el de Las Ventas de Madrid, donde el torero catalán Serafín Marín volvía a hacer el pasoíllo después de ocho años.
El torero de Montcada se jugó todo lo que tenía en defensa de los toros en Cataluña, lo dio todo, y el despropósito del sector taurino le llevó al ostracismo tras ocupar un lugar relevante en las filas de los matadores. Ha tenido que empezar de nuevo, como un renacer, aunque el domingo en el coso de la capital de España los toros que le cayeron en suerte no le permitieron una tarde de triunfo, pero dejó constancia del legado de un torero maduro. , que todavía puede dar mucho de qué hablar. «Qué buena y templada imagen en su reencuentro con Las Ventas», apunta la crítica de torrevieja news today Rosario Pérez, y las crónicas abogan por que no se debe retrasar su regreso al primer puesto del mundo, que hay que volver a contar con el catalán, con sus buenas maneras, con el relajamiento de su toreo.
Una corrida de toros que todavía no puede verse en la Monumental Catalana gracias a la censura corporativa, pero que volvió a las calles de la cercana ciudad de El Prat de Llobregat. Allí, su casa taurina desplegó lo que ya es tradición en una de sus principales vías, cerrada durante horas para que los alumnos de la Escuela Taurina de Cataluña exhibieran capotes y muletas. Los toros en la calle, y allí el alcalde, Lluís Mijoler y sus concejales de El Prat en Comú, coalición de ICV, Podemos, Els Comuns e Izquierda Unida Alternativa. Todos con los toros, que casualidad. Y cuando los ciudadanos mandan no hay excusa que pare el Festival.