«Al fin y al cabo, no somos policías»


La segunda parte de la campaña ‘Fraxil’ del Concello de Santiago ya está en marcha. Desde la semana pasada, y hasta finales de septiembre, diez informadores estarán en puntos esencia de la ciudad para concienciar sobre la exigencia de proteger el patrimonio compostelano y «cambiar el maniquí turístico», como indicaba la alcaldesa, Goretti Sanmartín, la semana pasada. Equipados con tablet, sonómetro y un chaleco blanco –que más de un transeúnte confundió con los de una ONG–, y por parejas, como la que forman Hugo Caamaño y Patricia Parafita, se acercan a peregrinos y turistas, con una función clara: avalar la convivencia entre vecinos y visitantes.

Desde el pasado viernes, estas parejas de informadores trabajan desde las 9:00 hasta las 13:00 horas en las cuatro entradas del Camino y los puntos más visitados del Casco Histórico. «Generalmente nos acercamos nosotros», explica Hugo, aunque asimismo hay quien les pide información directamente. Con todo, reconoce que a veces «nos confunden con una ONG que quiere venderles poco, pero cuando escuchan turismo y concello ya cambian de opinión«. Su punto comienza por hacer una pesquisa a los visitantes para aprender de dónde vienen, en qué tipo de alojamiento se hospedan o si viajan solos, en tribu o con amigos, por ejemplo. »A posteriori les explicamos la campaña«, indica, les hablan sobre »los comportamientos incívicos que hay por parte de los peregrinos, la centralización del turismo en la zona antigua y las oportunidades que ofrece Santiago«. »Una información«, continúa Patricia, que en militar »agradecen mucho, porque muchos vienen solo al Casco Histórico y no saben qué mas hacer«.

Pero el trabajo de estos dos jóvenes de 21 abriles, entreambos técnicos superiores en lazarillo, información y amparo turística, se complica más al intentar frenar una de las grandes quejas de los vecinos de la ciudad: los grupos multitudinarios. Con ellos, indican, es más «complicado darles la información», y «la mayoría no quieren detener porque se quedan detrás».

Con el ruido, ocurre poco similar. Con un sonómetro, pueden, siempre «de forma amable y sin recriminar carencia», indicar a los turistas y peregrinos el ruido que generan. Y lo mismo pasa con quien va en velocípedo por donde no se puede o quien, en militar, protagoniza uno de esos comportamientos incívicos de los que tanto eco se hacen las redes sociales. «Nosotros, al fin y al lugar, no somos policías, no tenemos ningún tipo de poder» para aseverar qué hacer o qué no hacer, «somos informadores», explican.

Por su parte, entre quienes se paran a murmurar con ellos, hay consenso: es una campaña «necesaria y fantástica». Así lo indicaron ayer en conversación con torrevieja news today dos peregrinos, naturales de Valencia, posteriormente de murmurar con Hugo y Patricia. Ellos tienen claro que es necesario que todos traten de ser «un poco más respetuosos», especialmente «el peregrino que hace pocos kilómetros». Según indican, ya habían conocedor que los últimos 100 km había mucha masa, pero, aseguran, no podían «imaginárselo»: «como una avalancha». «Y sí pudimos ver que, a cuánta más masa, más incivismo, basura, o piedras encima de los mojones». Poco, añaden, que se notaba «incluso en los albergues», en los que, antaño de Sarria, «había silencio y respeto». «A partir de ahí el ámbito es más festivo», indican.

Por su parte, la opinión de los vecinos es variada. Algunos les dan humor, explican los informadores, que añaden que, entre los locales, ya tienen mote: «somos los del silencio». Otros, como Roberto Almuíña, presidente de la Asociación Municipal Fonseca, consideran que la campaña llega tarde: «En estos momentos había que estar preparando la campaña del año 2025». «Si la temporada turística empieza en abril», indica, «poner esta campaña en marcha el 20 de agosto parece improcedente». «Y luego hay otra cuestión», añade, «que es que si no hay policía en las calles, difícilmente se va a solucionar esta problemática», consciente de que la función de esta iniciativa se queda en la información, sin calar a las sanciones.

«Está muy adecuadamente redirigir los grupos turísticos, pero el problema sigue ahí», indica, sobre todo si a la vez «se promueven conciertos en calles del centro de la ciudad», algunas ya «cualificadas como afectadas por el ruido», que concentran un grosor aún decano de masa. A sus fanales, error «voluntad política»: «Pasan los abriles y no se hace carencia».

Siquiera el comercio específico ha recibido con específico ilusión esta segunda parte de la campaña ‘Fráxil’. Desde la asociación de Comerciantes, Empresarios y Profesionales Compostela Monumental, consideran que «hay cosas más importantes» a las que destinar los medios. «Desde la asociación», indica su directivo, José Garbo Blanco Núñez, «entendemos que es más importante hacer campañas de promoción turística», «durante todo el año» y promoviendo «nuestro entorno monumental» para que «la masa se quede más días», y «no potenciar la turismofobia». Y se pregunta, retóricamente, si lo que queremos es un «Santiago como en la pandemia, con todo cerrado»: «El día que no venga nadie por el turismo, ¿quién me quiere explicar a mi de que vamos a estar?». A su sumario, debería promoverse un buen tipo de turismo, sostenible y de calidad, y no «restringirlo e intentar echarlo». Por un flanco, indica, «la Xunta hace promoción de Galicia y del Camino», y «aquí nosotros hacemos lo contrario, dando mala imagen y echando a la masa», asevera.

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