Todo estaba preparado para ese día, eran unos minutos después de las 10 de la noche cuando frente a más de cincuenta mil personas, detrás de una nube de humo que comenzaba a disiparse, apareció el rey de la música, Michael Jackson. Los gritos de los miles de fanáticos que no dejaban de expresar su adoración por el artista pusieron los pelos de punta a la capital de la Chicharrera.
Jackson se quita las gafas, las tira y comienza el espectáculo con la legendaria canción ‘Jam’.
Su gira peligrosa
La gira Dangerous estuvo centrada en una gira por Europa que pasaría por Tenerife. Al llegar a la isla, Bajó del avión solo, con gafas, gorra y camiseta negra. Fue recibido por dos niños vestidos con trajes típicos canarios y un ramo de flores. Quienes no faltaron fueron sus cientos de aficionados que esperaban ansiosos con camisetas y banderas aquel avión procedente de Estambul que aterrizó pasadas las cuatro de la tarde.
Aquel inolvidable concierto se celebró en los alrededores de la Plaza España, de la capital tinerfeña. Un momento que muchos nunca pensaron que podrían vivir con un personaje que se ganaría el título de uno de los mejores artistas de la música mundial.
Fue una estancia de 36 horas en Tenerife que marcó un antes y un después. Tras su llegada, el artista se trasladó en una furgoneta y un coche, y además contó con unos 14 automovilistas que custodiaron su recorrido desde Los Rodeos hasta el Puerto de La Cruz.
Las calles de la capital estaban completamente repletas de vendedores ambulantes que vendían todo tipo de artículos. Toallas, camisetas, gorras, bufandas. Mientras algunos esperaban, cantaban, bailaban o jugaban a las cartas para pasar el tiempo y poder entrar.
Un día que para muchos fue el concierto de sus vidas, porque Michael sigue siendo uno de los más grandes artistas de todos los tiempos que ha marcado historia en la música mundial y en la memoria de todas las Islas Canarias.