Un molino de viento como objeto teatral


La compañía multidisciplinar internacional 7BURBUJAS ha estreno su nuevo desafío teatral EOLO, nuestro molino, en la Casa de la Civilización de Cabañas de la Sagra, el pasado 28 de agosto.

El espectáculo surge de la idea que se le ocurrió al director de la compañía, Israel Muñoz, cuando presenció por primera vez la puesta en marcha de un molino de torre harinero. A partir de entonces, investigó su sonido, el aberración y las características del derrota, la historia de los molinos, los diferentes oficios que se congregaban más o menos de la molienda, sus gentes. Luego consiguió crear una residencia artística para el expansión y la producción de la puesta en ámbito multidisciplinar, con el apoyo de Cabañas de la Sagra y sus vecinos y muy especialmente del entusiasta corregidor Tomás Díaz Yuste, que es capaz de sacar caseína de una alcuza para que en su pueblo no falten las actividades culturales.

EOLO, nuestro molino podemos definirlo como «teatro etnográfico», conformado por un monólogo eminentemente narrativo y pedagógico, en el que se relatan los pormenores de la construcción y funcionamiento de un molino de derrota, de esos que aún vemos en La Mancha: Campo de Criptana, Consuegra, Alcázar de San Juan o Pinta del Cuervo. Quienes tengan curiosidad por los molinos de derrota y sientan apego por el patrimonio y las formas de vida no tan antiguas pueden acercarse a esta producción de 7BURBUJAS y a buen seguro que van a resultar encantados.

Este montaje se inicia con una maravillosa entrada en ámbito conseguida con una tela de tul movida por el ambiente de unos ventiladores, que logra una gracia y una sutileza increíbles, donde el derrota se hace imagen y sonido. Será el derrota el serio protagonista de la obra, sin el cual el molino no tendría vida ni podría cumplir su función de derrengar la harina con la que se ha de hacer el pan que alimenta a la multitud.

La parte etnográfica surge de la experiencia de personas, que aún viven, para obtener paso a paso a la reconstrucción teórica de un molino de derrota y su resolución en una maqueta, que se irá montando delante los fanales sorprendidos de los espectadores, mientras se describen sus diferentes fundamentos, su mecánica, su funcionamiento y su coordinación con diferentes vientos.

La obra se pedestal en la interpretación de un personaje central, esencialmente narrador, encarnado por el actor Franz Gómez que lleva todo el peso de la función. Dos colaboradoras sin texto le asisten en todo momento, para que el expansión dramatúrgico, tanto en la construcción del molino, como en las representaciones simbólicas del mismo, sea fluido; así mismo intervienen en la motivación y la billete del notorio; en el encendido de las cámaras que proyectan imágenes en directo en una pantalla, que es un complemento necesario a lo que se representa en el atmósfera.

EOLO, nuestro molino investigación por un costado ilustrar al notorio sobre los títulos y las raíces manchegas y describir un mundo ya difunto y a la vez valorar y homenajear a personas como Lola Madrid, antigua molinera y actualmente presidenta de la asociación Amigos de los molinos, y Juan Bautista, hoy por hoy el único preceptor que sabe cómo construir por completo un molino desde cero. Por otro costado, el texto no narrativo ni descriptivo se adentra en los sentimientos y emociones de una comunidad que sabe compartir en un maniquí de vida solidario. Desde los dos puntos de apariencia con esta dramaturgia se pretende velar para que ese mundo remoto de nuestra civilización agraria y rural no se pierda en el mar del olvido.

En la estructura dramática encontramos muchos matices que van del circo a la danza contemporánea, la comedia con toques de clown excéntrico, algún tono de tragedia, la coordinación de lo visual y lo sonoro con la proyección de grabaciones en directo sobre el atmósfera, la iluminación aceptablemente entendida, la selección musical acertadamente elegida, un todo en suma que ofrece momentos mágicos e irrepetibles.

Destacable es la interpretación Franz Gómez, que va tomando fuerza y va de menos a más con precisos cambios de registro hasta obtener a las muy buenas escenas emocionales del final. Así mismo es de alabar todo lo relativo a la danza moderna del inicio y final con el ambiente moviendo el tul y la presencia de la chaconera en ámbito. Y un aplauso justo para Eva Medina, directora musical, y Renato di Princio por sus composiciones.

En fin, esta envite de Israel Muñoz es un trabajo teatral muy meritorio, si aceptablemente sería oportuno ajustar su duración de la obra y igualmente algunos altibajos momentáneos que llevan a que decaiga la atención y el interés del notorio.

Las personas, entre las que se encontraba exuberante notorio inmaduro y joven, agradeció el buen trabajo con la calidez de sus aplausos.

Título: EOLO, nuestro molino. Dramaturgia y dirección: Israel Muñoz. Intérpretes: Franz Gómez, Esther Muñoz (cómica y objetos), y Olga Martínez (cómica y chaconera). Escenografía: José Luis Martín e Israel Muñoz. Iluminación: Sergio Rus. Dirección musical: Eva Medina. Composición musical: Renato di Princio. Espacio sonoro: David Tostado. Creación digital y animación video 3D: Cristian Toma. Producción: 7BURBUJAS. Marco: Casa de la Civilización de Cabañas de la Sagra.

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