Ribadavia se resistía este domingo a proponer adiós a su fiesta más querida y multitudinaria, la de la Istoria, prolongando la programación hasta el domingo con la comprensión del mercado medieval, una de las novedades de esta trigésimo casa de campo tirada.
Las calles del casco histórico amanecían así con los diferentes puestos gastronómicos y de artesanía, haciendo las delicias de los vecinos y visitantes que aprovecharon el refrigerio dominical para dar un paseo por la entrada, con los ecos de la gran celebración vivida el sábado. “O movimiento é moi positivo, houbo moita afluencia de divulgado e todo se sucedeu tal é como estaba previsto, cun gran círculo festivo, con normalidade”, resumía este domingo el corregidor de la entrada, César Fernández, tras un fin de semana de “éxito concluyente”, dijo agradeciendo el trabajo de la coordinadora que, año tras año, hace posible con su trabajo el ampliación de una fiesta, destacando asimismo el papel de los voluntarios, aproximadamente de 500 en esta tirada.
A la dilación de hacer movimiento de los festejos, estimados según el recuento de los maravedíes dijo Fernández, la sensación en la calle y la hostelería fue bueno y con el cronómetro a cero para iniciar ya la cuenta a espaldas para la próxima tirada.